Cepeda repartió la mermelada: millonarios contratos para su rosca mientras presidía el Senado

Mientras Colombia discutía reformas, Efraín Cepeda usó la presidencia del Senado para premiar a sus viejos aliados con millonarios contratos a dedo.

Durante su paso por la presidencia del Senado, Efraín Cepeda, viejo barón del Partido Conservador, no solo fue la piedra en el zapato para millones de colombianos y del Gobierno Nacional, sino que además aprovechó su reinado para llenar de contratos a sus aliados más cercanos del Caribe. Una maquinaria bien aceitada que, según cifras oficiales, dejó 2.211 contratos firmados por el Senado en solo un año, por un jugoso total de $302.000 millones.

Mientras el país ardía en discusiones políticas, Cepeda manejó un presupuesto de más de $770.000 millones y, aunque se lava las manos diciendo que él no firma contratos, lo cierto es que buena parte de esos recursos terminaron en bolsillos de exconcejales, exdiputados y exalcaldes que han hecho carrera política de su mano.

Cepeda dice que lo que hizo en este año fue defender los principios de la democracia, la división de poderes y el Estado Social de Derecho, intentando tapar con discursos lo que los datos desnudan: su círculo más fiel salió premiado.

Por ejemplo, Anatolio Santos Olaya, exsecretario de Desarrollo Económico del Atlántico, se llevó dos contratos por $119,5 millones. ¿Coincidencia? Santos es ficha de Eduardo Verano de la Rosa, aliado íntimo de Cepeda y de la poderosa Casa Char, la familia que maneja a su antojo la política barranquillera.

No es el único. Betty del Socorro Echavarría, vieja militante conservadora y aliada de Roberto Gerlein, también salió premiada: dos contratos que sumaron $63 millones por “prestar servicios” a la Presidencia del Senado. Un verdadero salvavidas para quienes siempre saben dónde arrimarse.

A la lista se suman el exdiputado Camilo Andrés Lacouture Ackerman ($74,5 millones), exalcaldes, expersoneros y exsecretarios del Caribe, todos con algo en común: cercanos a Cepeda, quien lleva más de 30 años viviendo de la política. Mientras tanto, los colombianos se enteraron por filtraciones, porque ni Cepeda ni su equipo se dignaron a dar explicaciones claras.

“No hay irregularidades ni en los contratos ni en el hecho de que un congresista contrate a personas de su grupo político”, respondieron escuetamente desde su oficina, como si repartir contratos entre amigos fuera un derecho adquirido.

Por si fuera poco, en el carrusel apareció Emilio Otero, exsecretario del Senado, señalado por la Fiscalía de pactar negocios con alias Maracuyá, supuesto capo vinculado con paramilitares y narcos de vieja data. Pese a esos antecedentes, Otero siguió facturando: $37,5 millones por “asesorías” en reglamento interno. Un ‘experto’ bien pagado.

Y la cereza del pastel: Telecaribe, el canal de la costa, se llevó contratos por más de $20.000 millones para producir contenido del Congreso, un negocio redondo mientras Cepeda reinaba y sus aliados facturaban.

Hoy, Cepeda deja la presidencia del Senado pero sus amigos quedan con bolsillos llenos, mientras Petro lo acusa de “golpe blando” y de bloquear reformas. Lo cierto es que, entre golpes y contratos, el líder conservador logró lo que mejor sabe hacer: mover sus fichas para que siempre ganen los mismos de siempre.

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