¡La Nueva EPS está quebrada! Contraloría revela $21 billones perdidos y millones de facturas fantasmas

La Contraloría destapó el desastre de la Nueva EPS: más de $21 billones en deudas, millones de facturas repetidas y un hueco financiero que confirma lo que Petro y el ministro Jaramillo denunciaron desde el inicio.

La advertencia que Gustavo Petro y el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, repitieron durante meses resultó ser cierta: la Nueva EPS está quebrada y llena de irregularidades. La Contraloría General de la República destapó un escándalo que compromete billones de pesos de la salud de los colombianos y deja al descubierto que ni siquiera la intervención de la Superintendencia ha frenado el desastre.

El informe, construido tras revisar más de 4.500 archivos en poder de la entidad, revela una cadena de irregularidades que parecen no tener fin. La situación es tan grave que el propio ente de control advirtió: “El análisis preliminar de los datos permite generar una alerta por las presuntas irregularidades relacionadas con el incremento de anticipos, el represamiento de facturas sin auditar, el aumento de cuentas por pagar, falencias en la contratación de prestadores y deficiencias en la constitución de reservas técnicas”.

El hallazgo más escandaloso es el desorden absoluto en la contabilidad. Cerca de 22 millones de facturas de servicios de salud por $22 billones de pesos no han sido revisadas. Pero lo peor: 9 millones de ellas están duplicadas, lo que significa que $8,9 billones podrían ser humo.

En resumen, existen $13,2 billones de pesos que no han sido procesados. ¡El 97 % de esas obligaciones jamás pasó por revisión! ¿Qué significa esto? Que miles de prestadores están trabajando a ciegas y que la salud de millones de colombianos se pone en riesgo por culpa de una EPS que parece hecha para el caos.

La Contraloría también reveló que los anticipos sin legalizar pasaron de $3,4 billones en 2023 a $8,6 billones en 2024, un salto del 155 %. Y para colmo, en lo que va de 2025 ya suman $15,27 billones, una cifra que pone contra las cuerdas la liquidez de la entidad.

El ente de control lo dijo sin rodeos: “Esta situación compromete la liquidez institucional y aumenta el riesgo de un posible detrimento patrimonial, especialmente aquellos que superan los 2 años por valor de $143 mil millones”.

Como si no bastara, la Nueva EPS ni siquiera cumplió con entregar los soportes básicos de los contratos de prestación de servicios. No hay copias, anexos, ni garantías mínimas. A esto se suma que la aseguradora carece de sistemas de información confiables, un requisito legal indispensable para manejar los recursos de salud.

Lo que hoy confirma la Contraloría coincide con las advertencias que durante meses hizo el presidente Gustavo Petro y el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo: el modelo EPS es insostenible y pone en riesgo la vida de millones de colombianos.

Mientras la derecha política defendía a capa y espada a la Nueva EPS, el tiempo terminó mostrando lo que ya era un secreto a voces: la aseguradora más grande del país, con 11 millones de afiliados, se convirtió en un barril sin fondo que acumula deudas, facturas duplicadas y contratos turbios.

La Contraloría ya remitió el caso a la Fiscalía y a la Procuraduría. Lo que viene puede convertirse en uno de los mayores escándalos financieros en el sector salud. Y la pregunta que muchos ya se hacen es inevitable: ¿cuántos de esos $21,3 billones en deudas realmente llegarán a los hospitales y a los pacientes, y cuántos quedarán atrapados en la maraña de corrupción y negligencia que hoy define a la Nueva EPS?

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