Miguel Polo Polo, uno de los voceros más ruidosos del uribismo, terminó arrodillado ante la Corte Suprema, obligado a desactivar su propio escándalo y admitir que no tenía pruebas para señalar al director de la UNP, Augusto Rodríguez, por el asesinato de Miguel Uribe Turbay. El congresista pasó de lanzar acusaciones temerarias a confesar públicamente que habló sin sustento.
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La frase que escribió en X marcó su derrumbe político: “Rectifico que no me consta que el señor Augusto Rodríguez tenga, de manera directa, las manos manchadas de sangre por la muerte del senador Miguel Uribe”.
El presidente Gustavo Petro, quien había sido blanco de insinuaciones malintencionadas por parte de la oposición, le salió al paso a la retractación con una pregunta que dejó desnuda la incoherencia del representante: “¿Cómo así? No se llenaba la boca diciendo que Augusto Rodríguez, de la UNP, estaba comprometido en la muerte del senador Uribe Turbay y ahora tienen que retractarse?“.
¿Cómo así? No sé llenaba la boca diciendo que Augusto Rodríguez, de la UNP, estaba comprometido en la muerte del senador Uribe Turbay y ahora tienen que retractarse? https://t.co/YJ9RSTFAF6
— Gustavo Petro (@petrogustavo) December 7, 2025
Y es que la rectificación de Polo Polo no solo desmontó su acusación más grave: también dejó claro que ni siquiera tenía información directa sobre el número de solicitudes de protección que habría hecho Miguel Uribe. El propio congresista admitió: “La información sobre las más de veinte solicitudes de protección del senador Miguel Uribe la conocí por declaraciones de su abogado, Víctor Mosquera, en entrevistas y en diversas fuentes noticiosas; no de manera directa, por lo cual no me consta dicha información”.
La bola de nieve siguió creciendo cuando Polo Polo confesó que tampoco tenía información propia sobre la supuesta retirada de la camioneta del concejal Andrés Barrios: todo lo supo “por entrevistas concedidas por el mismo concejal”. Es decir, el representante repitió rumores como si fueran verdades judiciales, mientras acusaba al Gobierno de tener “las manos manchadas de sangre”.
De acuerdo con la audiencia de conciliación realizada en la Corte Suprema de Justicia ante la honorable magistrada Cristina Lombana y el querellante Augusto Rodríguez, me permito rectificar que la información sobre las más de veinte solicitudes de protección del senador Miguel…
— MIGUEL ABRAHAM POLO POLO (@MiguelPoloP) December 6, 2025
La defensa de Augusto Rodríguez, desde el principio, había sido precisa y contundente: jamás hubo una denuncia formal del senador Miguel Uribe antes del atentado. “No existió una sola denuncia presentada ante la Fiscalía por presuntas amenazas contra la integridad del senador Miguel Uribe Turbay antes del atentado en su contra”, recordó el abogado Alejandro Carranza, quien además retó a los opositores: “Si (Miguel) Polo Polo o (Hernán) Cadavid tienen esas solicitudes, que las traigan, que las muestren”.
A esto se sumó la explicación del propio Rodríguez, quien reveló que el esquema asignado a Uribe era sólido, pero fue debilitado por decisiones del mismo precandidato. Según dijo a El País América, el senador dividió su equipo de protección entre él y su familia, debilitando el acompañamiento principal. “No se puede descuidar al protegido para atender a su familia”, advirtió. También señaló que Uribe se negó a recibir relevos, lo que reducía el personal disponible: “Prefirió que los escoltas se rotaran entre ellos”.
Colombia y el mundo no puede olvidar que, si hay un responsable de que la luz de Miguel se apagara, ese es el gobierno actual. Miguel pidió 25 veces que se reforzara su esquema de seguridad, y 25 veces Petro le dijo que NO. @petrogustavo, tienes las manos manchadas de sangre.
— MIGUEL ABRAHAM POLO POLO (@MiguelPoloP) August 11, 2025
En medio de esta realidad, la oposición intentó fabricar un relato de culpas contra el Gobierno Petro. Pero el edificio de especulaciones se desplomó cuando Polo Polo tuvo que aceptar que no tenía pruebas. Su retractación cerró repitiendo las palabras que ahora lo persiguen: “rectifico que no me consta que el señor Augusto Rodríguez tenga, de manera directa, las manos manchadas de sangre por la muerte del senador Miguel Uribe”.
El episodio dejó una enseñanza que retumba en la política nacional: no se puede convertir la tragedia de un país en un arma de manipulación. Y como dejó claro Petro, tarde o temprano la verdad cobra factura a quienes juegan con mentiras disfrazadas de oposición.





