Alejandro Cheyne, el defensor absurdo de la ortografía.
El sábado salí a tomarme una cerveza con el ánimo de despejar la mente. Terminé en un bar de barrio, de esos de mesas desvencijadas, música popular y bolirana electrónica. Es regentado por una matrona septuagenaria de una sabiduría que solo puede dar una infinidad de conversaciones de cigarrillo y la vivencia de una variedad […]