Uribe vuelve a salirse con la suya: lo dejan libre y Cepeda denuncia presión brutal contra la justicia

La justicia dejó libre a Uribe, pero Cepeda no se calla: lo señala de presionar magistrados y de querer ganar tiempo hasta la prescripción.

El país vuelve a estremecerse con una noticia que pocos esperaban: el Tribunal Superior de Bogotá ordenó la libertad inmediata del expresidente Álvaro Uribe Vélez, quien había sido condenado en primera instancia a 12 años de prisión domiciliaria por soborno en actuación penal y fraude procesal.

La decisión, firmada por el magistrado Leonel Rogeles Moreno, dejó sin efecto el fallo del 1 de agosto de 2025 emitido por la jueza Sandra Heredia, quien había ordenado la “privación inmediata de la libertad” del exmandatario. En un documento de 38 páginas, el Tribunal aseguró que los criterios usados para enviarlo a detención eran “vagos, indeterminados e imprecisos” y resaltó que Uribe había mostrado “buen comportamiento” y asistencia voluntaria a las citaciones.

Sin embargo, la determinación no lo absuelve: la orden de libertad se mantendrá solo “hasta tanto la sala penal defina el recurso de apelación interpuesto contra esa determinación de primera instancia”.

La reacción no se hizo esperar. Desde el Congreso de la República, el senador Iván Cepeda, quien es reconocido como víctima dentro del proceso, lanzó duras acusaciones contra el expresidente: “Nosotros, como víctimas, en este proceso siempre hemos respetado y acatado las decisiones judiciales. Por supuesto, respetamos esta, más no la compartimos”, dijo Cepeda, para luego arremeter con contundencia “Tenemos la plena certeza de que el condenado expresidente viene realizando numerosas acciones de presión a la justicia, campañas en contra nuestra y creemos que la medida que impuso la jueza Heredia era de alguna manera una medida para protegernos de ese tipo de acciones”.

El congresista también anticipó que no se quedará de brazos cruzados: “Ahora vendrá la apelación, vendrán las acciones que nosotros probablemente desarrollaremos, pero con toda la calma y la serenidad decimos: ‘Respetamos esta decisión y procederemos desde nuestra perspectiva con relación a lo que consideremos es pertinente’”.

La libertad de Uribe se da en un momento clave: el proceso prescribirá el 8 de octubre de 2025. Esto significa que, si no hay un fallo de segunda instancia antes de esa fecha, el expresidente podría librarse definitivamente de responder ante la justicia. Una carrera contra el tiempo que levanta sospechas sobre la presión política y judicial que se mueve en las altas cortes.

Cepeda, férreo crítico de Uribe y del uribismo, ha advertido que irá “hasta las últimas consecuencias legales” para que no se repita la historia de impunidad que ha marcado a tantos procesos contra figuras del poder en Colombia.

Por ahora, Uribe, quien estuvo en prisión domiciliaria en su residencia de Rionegro (Antioquia) desde el 1 de agosto, recupera la libertad gracias a una tutela interpuesta por sus abogados Jaime Granados y Jaime Lombana, quienes alegaron que se le vulneraron derechos como el debido proceso, la presunción de inocencia y la libertad.

Aunque el expresidente celebra este respiro judicial, la batalla está lejos de terminar. La decisión del Tribunal no lo exime de la condena inicial ni borra los señalamientos en su contra.

Iván Cepeda, convertido en la principal voz que denuncia al exmandatario, dejó claro que seguirá dando la pelea en los estrados: “Respetamos esta decisión, más no la compartimos”.

La pregunta que queda en el aire es si la justicia colombiana será capaz de resistir las presiones y llegar a un fallo definitivo antes de que el caso prescriba, o si, como tantas veces en la historia política del país, el poder de Uribe logrará torcerle el brazo a la verdad.

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