¡Lombana en modo víctima! ¿Otra jugada dilatoria? Denuncia amenazas y hackeo justo cuando el juicio de Uribe entra en su fase clave

Jaime Lombana denuncia un hackeo y amenazas justo cuando el juicio contra Álvaro Uribe entra en su fase decisiva, ¿otra estrategia para dilatar hasta la prescripción en octubre?

El abogado Jaime Lombana, defensor del expresidente Álvaro Uribe en el proceso por soborno a testigos y fraude procesal, ha vuelto a desviar la atención del juicio con una nueva denuncia. Esta vez, afirma que fue víctima de un sofisticado hackeo a sus equipos informáticos y de una amenaza de muerte. La pregunta que surge es: ¿se trata de otra estrategia para dilatar el proceso hasta que prescriba en octubre?

En plena audiencia ante la jueza 44 Penal del Circuito de Bogotá, Lombana aseguró que sus computadores fueron vulnerados y que desconocidos habrían accedido a información sensible de su oficina. Sin embargo, no presentó pruebas contundentes sobre quiénes podrían estar detrás de este supuesto ataque. Según su relato, Microsoft habría certificado el hackeo, pero hasta el momento no se ha hecho pública ninguna evidencia técnica que sustente la versión del abogado.

Como si fuera poco, Lombana también aseguró que, al día siguiente del supuesto ciberataque, mientras trotaban por Bogotá, dos sujetos en motocicleta se le acercaron y le lanzaron una amenaza directa. «Cuídese, paraco», habría sido la frase que le gritaron. Curiosamente, esta denuncia también llega en un momento clave del juicio, justo cuando la defensa de Uribe busca desacreditar las declaraciones del testigo Juan Guillermo Monsalve, cuya información es central para el caso.

No es la primera vez que el uribismo recurre a este tipo de maniobras cuando el proceso se torna crítico. La defensa del expresidente ha insistido en cuestionar las pruebas, alegando manipulación y asegurando que se vulneraron derechos fundamentales. Sin embargo, lo que queda en evidencia es un patrón de dilaciones y denuncias que, casualmente, aparecen cuando el juicio se aproxima a momentos definitivos.

El reloj corre y la estrategia parece clara: ganar tiempo hasta octubre, mes en el que el caso prescribirá si no se dicta sentencia. Mientras tanto, la defensa de Uribe sigue sembrando dudas y desviando la atención, intentando convertir un juicio por soborno en un supuesto ataque contra su equipo jurídico.

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