Procuraduría manda a juicio a Leyva por burlar suspensión y seguir firmando documentos oficiales a escondidas

Álvaro Leyva desafió su suspensión y ahora enfrenta juicio disciplinario por firmar documentos a escondidas mientras conspiraba contra Petro.

La Procuraduría General de la Nación acaba de formular pliego de cargos y llamó a juicio disciplinario al exministro de Relaciones Exteriores Álvaro Leyva Durán, por atreverse a pasar por encima de la ley y seguir firmando documentos oficiales cuando ya estaba oficialmente suspendido por orden del mismo ente de control.

No se trata de un error menor: la Sala de Instrucción encontró 19 notas diplomáticas, 76 resoluciones y montones de solicitudes que Leyva rubricó como canciller, desafiando abiertamente la sanción impuesta desde enero de 2024 por el oscuro negocio de los pasaportes.

“Se corroboró que Leyva Durán (…) continuó ejerciendo las funciones del cargo de ministro de relaciones exteriores, toda vez que, bajo tal calidad, suscribió (…) notas diplomáticas, certificaciones, solicitudes de cupo para vigencias futuras y varias resoluciones del Ministerio de Relaciones Exteriores”, advirtió sin rodeos la Procuraduría en un comunicado lapidario.

Pero la terquedad del excanciller no paró ahí. El órgano de control tuvo que recordarle el 1 de febrero de 2024 que debía dejar el cargo de inmediato y que “no era opcional” obedecer la suspensión. Pese a esto, Leyva insistió en despachar como si nada. La Procuraduría no se guardó nada: “La conducta desplegada por Álvaro Leyva Durán (…) está provista de ilicitud sustancial”, sentenció la resolución que lo manda a juicio.

Como si firmar papeles a escondidas no fuera suficiente, Leyva ahora carga sobre su espalda otra bomba: audios filtrados por el diario El País de España lo señalan como autor intelectual de un plan para tumbar al presidente Gustavo Petro. “Hay que sacar ese tipo. Ese tipo presidiendo las elecciones (…) es que, además, el orden público se desbordó (…) Yo he hablado con los gremios más importantes (…) Este país va al despeñadero”, admite sin rubor en una de las grabaciones que él mismo reconoció como suyas.

Su estrategia era tan delirante que incluía desde acercarse al secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, hasta sumar a grupos ilegales como el ELN y el Clan del Golfo, según revelan los explosivos audios. Además, Leyva proponía como “interlocutora válida” nada menos que a la polémica periodista y precandidata presidencial Vicky Dávila. Y no contento con eso, hasta metió en el ajo a Miguel Uribe Turbay, quien desde junio pasado lucha por su vida tras un brutal atentado.

Leyva insiste en que la culpa no es suya, sino de un supuesto vacío legal. Según él, no podía irse sin un acto administrativo del presidente Petro porque, de lo contrario, incurría en abandono de cargo. Argumento que suena más a excusa desesperada que a defensa técnica.

Hoy, sin ningún cargo oficial, Álvaro Leyva se defiende como puede de la avalancha disciplinaria y del escándalo internacional por sus maniobras clandestinas. Lo cierto es que la Procuraduría va con todo y ya advirtió que su actuar tiene toda la pinta de una falta cometida “a título de dolo”, es decir, que no fue por accidente.

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