¡El Gobierno lo logró! Paro minero en Boyacá se levanta sin un solo herido y con acuerdos históricos para la transición energética

El Gobierno logró lo que muchos creían imposible: levantar el paro minero en Boyacá sin un solo herido y con un pacto histórico para una transición energética justa.

Después de días de tensión, bloqueos y parálisis económica en Boyacá, el Gobierno Nacional dio un golpe de autoridad… pero con diálogo, no con represión. El paro minero que mantenía en jaque a la región fue levantado la noche del 7 de agosto gracias a una negociación directa entre pequeños mineros, autoridades locales y el ministro de Minas y Energía, Edwin Palma, que dejó como saldo cero heridos y un pacto sin precedentes.

El acuerdo, celebrado en plena conmemoración de la Batalla de Boyacá, incluyó el reconocimiento de la dignidad de los pequeños mineros de carbón y el compromiso de una transición energética justa e inclusiva, construida de la mano del pueblo boyacense. “El Gobierno reconoce la dignidad de todas las personas que viven del trabajo en la explotación de carbón, son personas trabajadoras que han dedicado su vida a esta labor”, afirmó Palma, destacando que la concertación se logró con voluntad y honestidad.

Entre los puntos más relevantes, las partes acordaron diseñar una hoja de ruta para que la transición energética no excluya a la pequeña minería. El plan contempla reconversión productiva regional, con oportunidades en minerales estratégicos, agroindustria, turismo y energías limpias.

El ministro fue claro: “Avanzaremos en planes regionales de reconversión productiva, para preparar a las empresas de minería del carbón, a los trabajadores, a las comunidades y las autoridades locales”. Además, se reconocieron 15 pequeños mineros en el departamento y se destrabaron procesos de formalización para garantizar su participación activa en las decisiones sobre el sector.

Fue el propio presidente Gustavo Petro quien, a través de su cuenta en X, confirmó la noticia: “Levantado el paro minero en Boyacá. Acordamos la transición energética para la pequeña minería del carbón en Boyacá”.

El mandatario resaltó que el diálogo social es la herramienta más efectiva para resolver conflictos, una demostración de que es posible garantizar la protesta pacífica sin que la sangre llegue al río.

Antes del acuerdo, el panorama era crítico: 98 % del transporte intermunicipal suspendido, más de 800 rutas canceladas, 45.000 pasajeros varados y pérdidas que superaban los 1.000 millones de pesos. Sin embargo, el levantamiento del paro permite que las terminales reabran y que la economía empiece a recuperarse.

La conmemoración de la Batalla de Boyacá tuvo lugar este año en Leticia, Amazonas, y no en el tradicional Puente de Boyacá. Aunque en un principio el cambio se explicó como un mensaje de soberanía por el diferendo con Perú, el propio Petro reconoció que la conflictividad social en Boyacá y Cundinamarca también influyó.

Desde Leticia, el presidente defendió la necesidad de enfrentar las causas estructurales de las protestas: “El campesinado en el páramo se asimila al campesinado en la selva. Tienen una causa común que esta sociedad tiene que resolver… son el producto de la ausencia de una reforma agraria”.

Petro también abrió la puerta a un pacto con los mineros de esmeraldas del occidente de Boyacá: “Quiero que hagamos una mesa con los mineros para ver cómo se democratiza las explotaciones de esmeraldas en Colombia… hay que lograr un pacto”.

Con el paro levantado y un compromiso firme para avanzar en la transición energética, el Gobierno refuerza su estrategia de negociación directa, mostrando que es posible apagar las tensiones sociales sin represión y con soluciones reales sobre la mesa.

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