En medio del congreso de Colfecar, la senadora y precandidata presidencial Paloma Valencia volvió a encender la polémica con unas declaraciones que muchos califican de inhumanas y discriminatorias. La dirigente del uribismo sugirió que los resguardos indígenas que apoyen bloqueos en el Cauca deberían ser castigados con hambre y sed: “Esto se hace generándole bloqueos de acceso a la alimentación y al agua, al resguardo, y hasta que no entreguen las tractomulas no vuelve a entrar ni a salir nadie del resguardo. Porque es que esto se puede hacer sin violencia”, dijo, sin titubear.
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El planteamiento de Valencia es tajante: condicionar la comida, el agua y las transferencias estatales, derechos que la Constitución reconoce como fundamentales, a la obediencia política de comunidades históricamente golpeadas por el despojo y la exclusión. “Los resguardos que andan de cómplices con la criminalidad, les recortamos lo que se les gira. Porque aquí no vamos a estar financiando a quienes están con la criminalidad”, insistió la senadora.
No sorprende a muchos. Y es que el apellido Valencia ha estado ligado durante décadas a la apropiación irregular de baldíos y a denuncias por el despojo de tierras a campesinos e indígenas en el Cauca. Para críticos y organizaciones sociales, la propuesta de Paloma es una muestra más de ese desprecio histórico hacia los pueblos originarios.
@PalomaValenciaL no puedes bloquear el agua y la comida a quienes hemos cuidado este territorio y los universos de vida por siglos.
— Edgar Alberto Velasco Tumiña (@EdgarVelascoT) September 21, 2025
Somos quienes producimos los alimentos y cuidamos el agua que llega a las ciudades.
¡No somos el problema, somos la solución! 🧵#CaucaResiste… pic.twitter.com/Yswz9rnBk0
Mientras comunidades en el Caribe ya anunciaron mingas indefinidas y bloqueos por el incumplimiento del Gobierno, la senadora propone cortar derechos básicos como el agua y la alimentación. Lo presenta como un método “sin violencia”, pero en la práctica significaría dejar a niños, mujeres y ancianos indígenas a merced del hambre.
Paradójicamente, Valencia asegura que quiere premiar a los resguardos que “defiendan la institucionalidad”: “Con esos vamos a hacer los proyectos productivos, vamos a sacarlos adelante para que sean indígenas ricos, con ingresos, que puedan vivir decentemente con educación para que puedan pensar en el futuro”. Un discurso que para líderes sociales no es más que una visión paternalista: beneficios solo para quienes obedezcan al poder político.
La polémica no tardó en estallar en redes sociales, donde recuerdan que el agua y la alimentación no son premios ni castigos, sino derechos humanos universales. Y se preguntan: ¿es esta la “visión de país” que propone una aspirante a la Presidencia?





