¿Vicky Dávila sale en defensa de Greeicy porque tiene experiencia en líos familiares? El país habla de doble moral, silencios incómodos y un escándalo lleno de millones

El escándalo por la captura del padre de Greeicy Rendón destapó la doble moral de Vicky Dávila, ahora precandidata presidencial, y el sospechoso silencio de la cantante ante un caso que huele a poder, dinero y privilegios.

Colombia vuelve a estremecerse con un caso que mezcla fama, dinero y poder. La reciente captura de Luis Alberto Rendón, padre de la reconocida cantante Greeicy Rendón, ha desatado una tormenta de críticas, dudas y contradicciones. La Fiscalía General de la Nación señaló al hombre por su presunta participación en un caso de secuestro y tortura agravada, relacionado con un robo millonario ocurrido en la finca de su hija, ubicada en Llanogrande, Antioquia.

Los hechos, según versiones judiciales, se remontan a mayo de 2023, cuando en la lujosa propiedad de la artista se reportó un robo de joyas, artículos personales y dinero en efectivo que superaría los 1.700 millones de pesos. A partir de ese momento, miembros de seguridad del lugar habrían señalado a dos trabajadores como responsables del hurto, y, según denuncias de las víctimas, fueron retenidos y brutalmente agredidos para que confesaran.

Uno de ellos relató ante las autoridades que fue golpeado con un martillo y amenazado con un arma, en una escena que parecía salida de una película de terror. Esas declaraciones llevaron a la Fiscalía a vincular al padre de la artista en la investigación, que hoy lo tiene tras las rejas mientras avanza el proceso judicial.

Hasta ahí, los hechos. Pero el escándalo se hizo más grande cuando Vicky Dávila, ahora precandidata presidencial, decidió intervenir públicamente para defender a la cantante. Desde su cuenta en X, escribió: “Un abrazo apretado para Greeicy Rendón. Una mamá, una gran artista y una colombiana trabajadora, talentosa y cumplidora de la ley. Nada, ni nadie, ni lo que otros hagan puede dañar su buen nombre @Greeicy_rendon”.

El mensaje provocó una avalancha de reacciones. Muchos colombianos no entendieron cómo la misma Vicky que durante años se jactó de ser una periodista “implacable” ahora predicara indulgencia y comprensión. La misma mujer que exigía verdad y transparencia a los poderosos, hoy pide silencio y compasión para los suyos.

Y es que Vicky Dávila no fue precisamente el ejemplo de periodismo valiente que muchos creyeron. Su paso por los medios estuvo marcado por una agenda selectiva, en la que los ataques iban siempre dirigidos a sus contradictores políticos, mientras callaba frente a los escándalos de sus aliados. Las palabras de la precandidata resuenan aún más cuando se recuerda su familia, los Gnecco, un clan político duramente cuestionado por sus vínculos con estructuras paramilitares y procesos judiciales que han terminado en condenas. Por eso, su repentina defensa de “los buenos nombres” genera ruido: ¿defiende la inocencia o protege apellidos?

Ahora, en plena carrera presidencial, su defensa a Greeicy parece más una jugada de marketing emocional que un acto de justicia.

Pero si la actitud de Dávila generó indignación, el silencio de Greeicy Rendón ha resultado aún más desconcertante. La cantante, que suele compartir cada detalle de su vida en redes, no ha dicho una sola palabra sobre el caso que involucra a su padre. Su mutismo se percibe como un intento de proteger su imagen pública antes que de solidarizarse con las víctimas.

Y el país se pregunta: ¿cómo es posible que una familia tenga en efectivo más de 1.700 millones de pesos guardados en una finca? ¿Ese dinero fue declarado? ¿De dónde provino exactamente? Preguntas que retumban sin respuesta mientras la artista continúa con su vida profesional como si nada hubiera pasado.

En el fondo, este escándalo no solo habla de un caso de violencia y poder, sino del reflejo de una sociedad donde los poderosos se blindan entre sí. Una precandidata presidencial que pide respeto selectivo y una artista que calla ante las dudas que la rodean. Dos mujeres influyentes unidas por el mismo hilo: la conveniencia del silencio.

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