Marco Rubio, Secretario de Estado de EEUU, mete las manos en la justicia colombiana para defender a su “amigo” Álvaro Uribe

El Secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, desató una tormenta diplomática al celebrar la absolución de Álvaro Uribe y acusar a la justicia colombiana de "caza política", en lo que muchos ven como una injerencia descarada en los asuntos del país.

En una jugada diplomática que sacude la soberanía colombiana, el secretario de Estado de los Estados Unidos, Marco Rubio, no solo celebró a bombo y platillo la absolución de Uribe, sino que alzó su voz para denunciar lo que él calificó como una “caza política” y una justicia manipulada en Colombia. Sólo que esta vez, terminó provocando un escándalo fuera de sus fronteras.

Rubio publicó en su cuenta de X: “La justicia colombiana ha prevalecido tras la absolución del expresidente Uribe tras años de caza política en su contra y su familia. #UribeInocente”. Y previamente, ante una decisión condenatoria, había dicho: “El único delito del expresidente colombiano Uribe ha sido luchar incansablemente y defender su patria. La instrumentalización del poder judicial colombiano por parte de jueces radicales ha sentado un precedente preocupante.”

Lo que debería haber sido una humilde felicitación diplomática, se convirtió en una intromisión descarada, según voces oficiales colombianas, en la independencia del sistema judicial del país andino.
El tribunal superior de Bogotá había decidido absolver al exmandatario Uribe de los cargos de soborno en actuación penal y fraude procesal, tras revocar completamente la condena de 12 años de prisión domiciliaria en su contra. Los magistrados alegaron que “no hubo suficientes pruebas” y que la jueza de primera instancia incurrió en “errores metodológicos”, “sesgos ideológicos” y falacias interpretativas.

Entonces, mientras Uribe recupera su “inocencia” según el fallo, Rubio se alza como defensor del exmandatario y como juez de la justicia colombiana… ¿Una doble función? Mal visto por muchos.
El presidente Gustavo Petro no tardó en calificar la intervención del funcionario estadounidense como “una intromisión en asuntos judiciales de otro país”, y reclamó que “El mundo debe respetar los jueces de Colombia”.

La pregunta que flota en el aire con aroma de pólvora diplomática es: ¿Se trata de apoyo político incondicional o de una trampa de injerencia disfrazada?
Rubio, que ha prestado consistente respaldo al uribismo en EE.UU. y ha señalado al sistema judicial colombiano como corrupto o sesgado, parece actuar más como aliado político que como observador externo. Si la justicia es caza política, ¿quién está cazando? ¿Y para qué fin?

En últimas, el mensaje se vuelve claro: cuando un alto funcionario de otro Estado sale a festejar la absolución de un expresidente en Colombia, no se trata sólo de diplomacia, sino de un golpe a la independencia de los poderes públicos nacionales. Y Colombia lo está viendo.

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