Arturo Char es llamado a juicio y enfrentará la justicia por presuntamente tejer la red de compra de votos más escandalosa del Atlántico

La Corte Suprema llamó a juicio a Arturo Char por presunta compra de votos en Atlántico, en un escándalo que involucró a la condenada exsenadora Aida Merlano.

Arturo Char, uno de los nombres más poderosos del Atlántico, vuelve a quedar contra las cuerdas en un escándalo que sacude al país: la Corte Suprema de Justicia lo llamó formalmente a juicio por su presunta participación en la compra masiva de votos que habría operado desde la famosa y oscura “Casa Blanca”, el centro de una maquinaria electoral que, según la justicia, se movía con la precisión de un reloj, pero al servicio del delito.

La Sala de Instrucción acusa al exsenador de Cambio Radical de concierto para delinquir y corrupción de sufragante agravados, señalando que no se trató de una simple alianza política, sino de una estructura criminal que habría funcionado en Atlántico durante las elecciones de 2018. El propio alto tribunal recordó que esta supuesta organización, orientada a garantizar la elección de Aida Merlano, Lilibeth Llinás y la reelección del propio Char, “habría ido más allá de un simple convenio político, en la medida en que… se habrían ejecutado delitos contra los mecanismos de participación democrática, a través de la compra de votos”.

La sombra de Merlano, condenada y testigo clave, se cierne nuevamente sobre Char. La excongresista no solo fue hallada culpable, sino que desde su fuga y posterior deportación empezó a dar detalles que estremecieron al país: cómo operaba la Casa Blanca, quién daba las órdenes, y de qué manera se movían millones para manipular la voluntad popular en Barranquilla. Su testimonio se convirtió en pieza clave para que la Corte conectara los hilos que hoy tienen a Char un paso más cerca del banquillo.

El recorrido judicial del exsenador ha sido turbulento. Tras su captura el 8 de septiembre de 2023, Char fue recluido en el pabellón de funcionarios de La Picota. En ese momento intentó mostrarse desafiante. Desde sus redes sociales escribió: “Mi inocencia será ratificada en lo que queda por delante del proceso. Tengo la certeza que mis abogados pondrán a disposición de la honorable corte todas las pruebas para controvertir los testigos en mi contra y resolver mi situación de manera favorable rápidamente”. Sin embargo, las pruebas de la Corte parecieron tomar más fuerza que sus palabras.

Aunque logró salir de prisión gracias a un habeas corpus concedido en enero de 2024, porque, según un juez de Santa Marta, ya llevaba más tiempo detenido del permitido por la ley mientras se definía su situación jurídica, la libertad para Char ha sido solo temporal. La justicia insiste en que los hechos son lo suficientemente graves como para llevarlo a juicio, y que lo ocurrido en la Casa Blanca no fue una anécdota política, sino un proyecto criminal financiado y ejecutado para torcer la democracia.

Char, empresario, exsenador desde 2006 y expresidente del Congreso, había renunciado a su curul en febrero de 2023 intentando demostrar que quería enfrentar el proceso “de frente”. Pero la Corte Suprema sigue señalándolo como el presunto articulador de un pacto oscuro que buscaba asegurar curules a punta de billetes y listas de sufragantes comprados.

Ahora, con el llamado a juicio encima, el exsenador queda más expuesto que nunca. La decisión puede ser recurrida, pero el mensaje de la Corte es contundente: lo que pasó en Atlántico no fue política tradicional, fue corrupción pura y dura. Y en el centro de ese entramado, según la justicia, aparece Arturo Char, un hombre que durante años manejó poder, votos y favores, y que hoy debe explicar ante los magistrados si ese poder se construyó con trampas que traicionaron a toda una región.

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