El concejal del Pacto Histórico, Jairo Avellaneda, no se guardó nada en el Concejo de Bogotá: acusó al alcalde Carlos Fernando Galán de engañar a la ciudadanía, denunció la inoperancia del modelo de aseo y lanzó un llamado explosivo a recoger firmas para revocarlo.
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Bogotá, cada día más hundida entre montañas de desperdicios, enfrenta lo que Avellaneda bautizó como “La Basura de Galán”, un debate en el que señaló con nombres propios la desidia y el fracaso del alcalde capitalino.
“El sistema no mejora ni funciona. La inseguridad que causa la suciedad en nuestra amada ciudad ¿está igual o peor?. El espacio público y la cultura ciudadana ¿está igual o peor?. Y nos hablan de una ciudad segura y limpia. Ni una, ni la otra”, disparó el concejal en su intervención.
Avellaneda recordó que Galán, cuando era candidato, prometió una ciudad “segura y limpia”, mostrando incluso videos de basureros a cielo abierto. Pero hoy, según el cabildante, la situación no solo no mejoró, sino que se agravó: 732 puntos críticos de basura en Bogotá, ratas gigantes en Ciudad Bolívar, contenedores retirados sin explicación y un modelo de aseo que desde Peñalosa, pasando por Claudia López, hasta Galán ha sido un completo fracaso.
El concejal fue más allá y señaló la responsabilidad directa del mandatario: “La administración es irresponsable al querer continuar con el mismo modelo. En materia de residuos, Galán engañó a la ciudadanía: es una administración mentirosa. Alta suciedad, basura de la alta suciedad. No se puede confiar en nadie más”.
Las denuncias de Avellaneda no son menores: más de 85.000 millones de pesos del Incentivo de Aprovechamiento de Residuos estarían sin ejecutar desde 2020, mientras barrios enteros viven entre lixiviados, olores nauseabundos y plagas.
La indignación del concejal alcanzó su punto máximo con una propuesta directa contra el alcalde: “Ya dejemos las palabras y los debates y pasemos a los hechos: iniciemos un proceso de recolección de firmas para una revocatoria de esta administración tan nefasta”.
La inoperancia de la administración de Galán intenta sostener que “no hay crisis”, pero las imágenes de montañas de basura, roedores en restaurantes y barrios enteros convertidos en botaderos clandestinos parecen darle la razón a Avellaneda.
La pregunta que queda es si la ciudadanía bogotana, cansada de promesas incumplidas y de la suciedad desbordada, acogerá el llamado del concejal: sacar a Galán por inepto y abrir paso a una verdadera solución frente a la basura que ahoga a Bogotá.





