Efraín Cepeda, salpicado por la JEP por nexos con paramilitares, ahora quiere echarle la culpa a Petro para limpiar su nombre

El veterano senador conservador Efraín Cepeda quedó bajo la lupa de la JEP, tras ser mencionado por el exsenador Álvaro Ashton en presuntos acuerdos con el Bloque Norte de las AUC para favorecer proyectos financiados con recursos públicos.

El veterano senador conservador y precandidato presidencial Efraín Cepeda Sarabia fue mencionado en la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) dentro de un escandaloso testimonio que revive los oscuros nexos entre políticos del Caribe y las estructuras paramilitares del Bloque Norte de las AUC. La declaración, entregada por el exsenador Álvaro Ashton, fue tan contundente que la JEP remitió copia de sus palabras a la Corte Suprema y a la Fiscalía, abriendo un nuevo frente judicial que podría poner en jaque a una de las figuras más tradicionales del conservatismo.

“Los senadores Mario Enrique Varón Olarte, Jaime Cervantes Várelo, Efraín José Cepeda Sarabia, David Char Navas, Jorge Alberto Gerlein Echeverría y yo apoyábamos la aprobación de partidas en el presupuesto nacional para financiar proyectos específicos del Frente José Pablo Díaz del Bloque Norte de las AUC con la Alcaldía de Barranquilla”, confesó Ashton ante los magistrados.

La declaración dejó sin aliento a más de uno en el Congreso, pues, según la JEP, estos recursos públicos habrían servido como combustible político y territorial para el paramilitarismo. La Sala de Definición de Situaciones Jurídicas consideró el testimonio de Ashton como “clave para el esclarecimiento del fenómeno de la parapolítica” y ordenó que se indague a los políticos mencionados, entre ellos Cepeda, quien por años ha manejado hilos de poder desde la sombra del Senado.

Ashton, condenado por concierto para delinquir, no titubeó al admitir: “Tengo que reconocer nuevamente mi responsabilidad personal y política. No fue indirectamente, fue conscientemente. Ratifico que fue una decisión deliberada mía”.

Según su versión, los acuerdos entre políticos, empresarios y paramilitares sirvieron para “cooptar instituciones, manipular elecciones y controlar territorios estratégicos del Caribe”. Dentro de esa red, mencionó a poderosos apellidos de la Costa: Char, Gerlein, Name, Luna… y Cepeda.

El experimentado político, conocido por haber maniobrado en el Congreso para tumbar la consulta anticorrupción promovida por el Gobierno, reaccionó indignado desde los micrófonos de W Radio: “Jamás he tenido acercamiento con ninguno de esos señores. Las luchas que he dado desde el Senado han despertado el odio de quienes quieren destruir las instituciones”, aseguró Cepeda, intentando despejar la nube de sospecha que ahora lo cubre.
Pero sus palabras sonaron más a estrategia que a defensa. En la misma entrevista anunció una denuncia por injuria y calumnia contra Ashton, mientras lanzó dardos políticos: “Vamos a derrotar a la estructura petrista que lidera Ashton”, afirmó, desviando el foco hacia el Gobierno en lugar de responder a fondo sobre las graves acusaciones.

El presidente Gustavo Petro no dejó pasar el escándalo. Desde su cuenta en X, señaló directamente al senador conservador de usar el caso de su hijo, Nicolás Petro, como una “vendetta política” para distraer a la opinión pública.
“Dicho y hecho, Efraín Cepeda: vengabas mi debate sobre la verdad del paramilitarismo en Atlántico, con mi hijo y con la estabilidad financiera de Colombia”, escribió el mandatario, recordando que Cepeda fue uno de los líderes del hundimiento de la reforma tributaria 2.0 en 2024.

En otro mensaje, el presidente acusó al congresista de tener alianzas oscuras con empresarios del juego en línea y compañías de seguridad privada ligadas al crimen organizado, comparando su modus operandi con el de los paramilitares del Bloque Norte.

Mientras Cepeda insiste en que su “actividad política es limpia”, la JEP ya hizo su parte: envió las declaraciones a las autoridades judiciales y levantó la reserva de la audiencia para su publicación completa.
El eco del escándalo amenaza con golpear de lleno su aspiración presidencial y, de paso, reabrir el debate sobre la vigencia de las estructuras parapolíticas que siguen respirando en el Congreso.

Las palabras de Ashton, que podrían marcar un nuevo capítulo en la historia de la parapolítica, ya resuenan en los pasillos del Capitolio. Y la pregunta es inevitable:
¿Caerá Efraín Cepeda, uno de los hombres más poderosos del conservatismo, en la misma trampa de alianzas que hoy jura no haber conocido?

Por ahora, la verdad empieza a salir de las sombras, y todo apunta a que la JEP acaba de encender una mecha que podría sacudir hasta los cimientos del poder político en la Costa Caribe.

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