Exjefes de la Oficina destapan bomba: la educación de Federico Gutiérrez habría sido financiada con plata del narcotráfico

Exjefes de la Oficina de Envigado destaparon presuntos nexos de Federico “Fico” Gutiérrez con la mafia, revelando reuniones, favores y pactos políticos que ponen en jaque su imagen de “mano dura”.

Las sombras del crimen organizado vuelven a acechar al alcalde de Medellín, Federico “Fico” Gutiérrez. Dos de los más temidos exjefes de la Oficina de Envigado, alias “Carlos Pesebre” y “Douglas”, soltaron la bomba: aseguran que hubo cercanía con el hoy mandatario paisa y con la concejal del Centro Democrático, Claudia Carrasquilla, en medio de reuniones sociales, campañas políticas y favores que comprometen la tan cacareada “seguridad modelo” de Medellín.

“Cuando el señor Federico era concejal, él iba a los barrios a jugar fútbol, nos encontrábamos en partidos cada ocho días… se terminaba el partido y una cerveza se tomaba uno ahí sentado”, reveló “Carlos Pesebre”, quien no dudó en señalar la hipocresía de la actual administración: “Ahora que están tratando de hacer la paz entre los jóvenes… ahora somos enemigos peligrosos”.

El testimonio más explosivo vino de “Douglas”, quien destapó conversaciones con la exfiscal y hoy concejal Carrasquilla, en las que ella habría afirmado sin rodeos: “Douglas, Federico quiere llegar a la presidencia y el camino es ustedes. Ustedes son la forma de nosotros hacer política”.

Las denuncias no se quedan ahí. Según “Douglas”, los acercamientos con Gutiérrez y su círculo eran comunes en tiempos de campaña: “¿Por qué nos buscan ellos en campaña siempre? Para que les ayudemos. Han habido reuniones de ellos, de Claudia, de Federico… y ellos saben quiénes son los líderes que se reúnen con nosotros”.

Estos testimonios se suman a un episodio oscuro en la administración de Fico: la captura de Gustavo Villegas, su hombre de confianza y secretario de Seguridad, en 2017, por presuntos vínculos con la misma Oficina de Envigado. Un golpe que ya entonces puso en entredicho la autenticidad de la “mano dura” contra el crimen que Gutiérrez vendía como éxito de gestión.

Lo cierto es que las voces de quienes controlaron el bajo mundo de Medellín abren un boquete en la carrera política de Gutiérrez. Las declaraciones no solo cuestionan el verdadero origen de la reducción de homicidios en la capital antioqueña, sino que exponen un entramado de favores y pactos que podrían hundir su proyecto político.

La gran pregunta que queda sobre la mesa es: ¿fue la seguridad de Medellín un modelo de Estado o un acuerdo con la mafia?

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