Una fundación infantil en Urabá, que en apariencia ayudaba a los niños más vulnerables, escondía un oscuro secreto: fue creada y controlada por las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Y entre sus colaboradores habría estado Postobón.
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Así lo declaró, bajo juramento, Raúl Emilio Hasbún, excomandante del Bloque Bananero de las AUC, durante una audiencia de Justicia y Paz en 2012. Sus palabras, sumadas a otras evidencias recopiladas en un proceso judicial, motivaron al Tribunal Superior de Medellín a ordenar el pasado 6 de febrero de 2025 una compulsa de copias para que la Fiscalía investigue a la empresa de gaseosas por posibles delitos.
La historia, reconstruida por Vorágine en una investigación meticulosa, revela que Postobón habría entregado aportes en especie como enfriadores a la Fundación Infantil Mi Hogar, una fachada humanitaria detrás de la cual se escondía la estructura criminal de los paramilitares en Urabá.
El Tribunal Superior de Medellín ordenó a la Fiscalía investigar a Postobón por posibles vínculos con una fundación creada y administrada por las AUC en Urabá. Lee el artículo completo:
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De acuerdo con el fallo judicial, la fundación fue creada en 2003 por integrantes de la Convivir Papagayo, una de las cooperativas de seguridad privada que, según múltiples sentencias, funcionó como brazo legal de las AUC.
El lote fue prestado por una empresa palmicultora, y la administración quedó en manos de figuras clave del paramilitarismo en la región: Alberto Osorio, quien hacía de vocero ante empresarios, y Arnulfo Peñuela Marín, un excapitán del Ejército y dirigente de la Convivir.
Según Hasbún, para financiar el proyecto se hacían rifas y subastas donde gallinas y patos eran vendidos por millones de pesos. “Los empresarios sabían para qué era”, aseguró. Entre ellos, menciona a Postobón, que supuestamente aportó a través de la entrega de equipos.
RCN celebra hoy el hundimiento de la reforma laboral y reparte homenajes a los Senadores y Senadoras que la archivaron.
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¿A qué Casa matriz pertenece? A la Organización Ardilla Lülle, misma que comparte con Postobón, empresa que financió paramilitares según explica Mancuso👇🏾 pic.twitter.com/2FYAU6fmOg
Esta no es la primera vez que Postobón aparece vinculada a escándalos relacionados con el paramilitarismo. Vorágine documenta que desde 2007 hay múltiples testimonios que la relacionan con el financiamiento de grupos armados ilegales.
Desde cajas de gaseosa entregadas a combatientes en Santa Marta, hasta pagos mensuales pactados directamente con comandantes como Salvatore Mancuso y alias «HH», la empresa ha sido señalada en diversas versiones libres ante Justicia y Paz. En uno de los testimonios, incluso se habla de un “impuesto de guerra” acordado con delegados de la compañía para poder operar libremente en zonas bajo control de las AUC.
En otro caso, se afirma que Postobón entregaba más de 500 millones de pesos anuales para manutención y alimentación de tropas paramilitares en el Cesar.
Postobón habría entregado aportes en especie a una fundación infantil en Urabá que, detrás de su fachada altruista, era una organización creada y controlada por las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Así lo confesó Raúl Emilio Hasbún, excomandante paramilitar, durante una…
— Derli López (@derlilopeza) April 5, 2025
Los documentos de constitución de la Fundación Infantil Mi Hogar están llenos de nombres que hoy resultan escalofriantes. Desde exmilitares que luego fueron jefes de seguridad de grandes conglomerados económicos, hasta ganaderos condenados por despojo y desplazamiento forzado en Chocó.
Uno de los nombres más polémicos es el de Carlos Alejandro Jaramillo, quien fue representante legal de la Convivir Papagayo, estuvo vinculado a casos de extorsión y fue asesor de María Fernanda Cabal en el Congreso. También aparece María Fernanda Kerleguen, presidenta de una empresa de seguridad privada, y Fabián Roldán Villa, acusado de intermediar despojos de tierra en Turbo.
A pesar de la gravedad de los señalamientos, que se repiten año tras año, los expedientes siguen engavetados en la Fiscalía. Mientras tanto, Postobón ha preferido el silencio.