El presidente Gustavo Petro lanzó un mensaje que sacudió a la oposición: tras la condena en primera instancia contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez por manipulación de testigos, el jefe de Estado propuso un camino inesperado pero contundente: que el líder del uribismo se someta a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).
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“A la JEP puede ir Uribe Vélez y entregar a Colombia una verdad que, aunque dolorosa, puede ayudar a salir definitivamente de la violencia. Decían que el país no estaba maduro para la verdad. Toda sociedad humana está preparada para la verdad. La verdad y la justicia, la reparación de las víctimas es el camino de la Paz”, escribió Petro en su cuenta de X.
El mandatario no solo hizo esta invitación como un gesto de reconciliación, sino como una forma de esclarecer lo que él considera uno de los capítulos más oscuros y menos contados del conflicto armado colombiano: la relación entre el paramilitarismo, el narcotráfico y sectores del poder político.
Un día después del fallo contra Uribe, Petro retomó uno de los temas que ha marcado su vida política: el origen del Bloque Metro de las Autodefensas y su vínculo con la finca Guacharacas, en Antioquia, donde según él se gestó esta estructura paramilitar.
El tema central de la investigación es cómo se fundó el bloque Metro de los paramilitares de Antioquia y por qué lo exterminaron los mismos paramilitares
— Gustavo Petro (@petrogustavo) July 29, 2025
Fué parte de mi debate del año 2007 sobre el paramilitarismo en Antioquia, que aún esta en Youtube, y sobre el que espero…
“Fue parte de mi debate del año 2007 sobre el paramilitarismo en Antioquia, que aún está en YouTube, y sobre el que espero colaboración para su publicación, y que continuó con mayor profundidad, Iván Cepeda, ambos como congresistas y en nuestra función constitucional del control político. El Bloque Metro se negó a narcotraficar y buscó ser una simple fuerza antinsurgente con apoyo estatal”, escribió Petro.
Según el presidente, esta decisión de mantenerse al margen del narcotráfico fue la razón por la cual el Bloque Metro fue eliminado por otras facciones paramilitares más asociadas al negocio de las drogas ilícitas. La historia, dice, está documentada y merece ser contada con toda la verdad.
Petro también recordó que su propia familia tuvo que abandonar el país por razones de seguridad durante su lucha política contra el paramilitarismo. Denunció seguimientos del extinto DAS y persecuciones judiciales basadas en falsedades, como las que hoy la justicia comienza a desmantelar.
“La renuncia del senador Uribe a su curul, estando yo allí presente, también como senador, me quitó el placer del debate con el hoy, exsenador. Él me derrotó, después, ante la justicia, con mi investigación sobre la participación de su hermano Santiago, en la investigación de control político que hice sobre el grupo paramilitar ‘Los 12 Apóstoles’ en Yarumal y Santa Rosa de Osos, en Antioquia y la hacienda La Carolina, y hoy después del cambio de instancia judicial investigadora, que el mismo expresidente y exsenador Uribe produjo, ha sido derrotado en primera instancia por la justicia ordinaria, por el caso de falsificación de testigos, del que fui víctima y no judicialicé”, afirmó el mandatario.
No estoy intoxicado, no he dejado salir sangre por litros ni mia, ni de nadie, Ni me gusta el aguardiente.
— Gustavo Petro (@petrogustavo) July 29, 2025
No sufro de intoxicaciones ni de otros males del espíritu, otros se intoxican del poder y del crimen, mantengo mi espíritu libre. No tengo indulto que renunciar, nunca lo… https://t.co/9KDbm07TWn
Lejos de la revancha, Petro subrayó que como presidente tiene el deber de garantizar la seguridad de Uribe, su familia y sus bienes. Del mismo modo, defendió a la jueza Sandra Liliana Heredia, quien emitió la condena contra el expresidente, y le ofreció garantías desde el Gobierno.
“En un gobierno democrático, los jueces no se presionan, se protegen en su libertad”, sentenció.
En medio del fuego cruzado político y judicial, Petro vuelve a poner el foco donde muchos no quieren mirar: en las raíces profundas del conflicto, en las alianzas del poder con estructuras ilegales, y en la verdad que aún no se ha dicho del todo.
Su propuesta de que Uribe acuda a la JEP no es solo una provocación, es una apuesta por cerrar una página dolorosa de Colombia, no con odio ni venganza, sino con verdad. Una verdad que, aunque incómoda para algunos, puede ser el primer paso real hacia la reconciliación nacional.





