Nariño escribe una nueva página en su historia. En un evento sin precedentes celebrado en Pasto, el presidente Gustavo Petro firmó dos acuerdos fundamentales con el grupo armado Comuneros del Sur, que por más de tres décadas hizo parte del Ejército de Liberación Nacional (ELN). La escena fue clara: cientos de armas y explosivos entregados voluntariamente, un “no” rotundo a la guerra y una firme apuesta por la transformación del territorio a través de la paz.
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“Bienvenidos a la paz”, dijo Petro ante más de dos mil asistentes, mientras ordenaba públicamente la destrucción de una tonelada de armamento letal. “La paz es un deber constitucional y un mandato moral”, añadió. En ese acto simbólico y poderoso, el capitán Víctor Paz cumplió la orden del Comandante en Jefe: dinamitar minas antipersonal, morteros, cilindros bomba y granadas que durante años fueron símbolos de muerte.
Los Comuneros del Sur, nacidos en 1992 como la primera estructura del ELN en Nariño, dieron este paso después de separarse del ELN en marzo de 2024 y manifestar su intención de convertirse en un movimiento social y político sin armas. Apenas un año después, ya cumplen lo pactado: 585 artefactos explosivos fueron entregados, en lo que el presidente calificó como “el primer gran éxito de la Paz Total”.
Apagando las armas en Nariño. El frente Comuneros del sur del ELN, decide abrazar la paz y ayudar a transformar el territorio de Samaniego en Nariño, saliendo de la economía ilícita. pic.twitter.com/rj9WRxs9SB
— Gustavo Petro (@petrogustavo) April 6, 2025
En el encuentro “Acordando y Haciendo: Avances del Proceso de Paz Territorial de Nariño”, se firmaron el acuerdo 6 (verdad, memoria y dignificación de las víctimas) y el acuerdo 7 (sustitución de cultivos ilícitos y fiscalización de minería ilegal). Además, se anunció la intervención de más de 5.000 hectáreas de coca y una inversión de 45.000 millones de pesos en salud y desarrollo social, incluyendo 109 equipos médicos, seis ambulancias y cuatro nuevos centros de salud.
Royer Garzón, representante del grupo en la mesa de diálogo, fue claro: “Nos rehusamos a volver a la guerra. En este Gobierno del Cambio, sí creemos que es posible lograr la paz territorial”. La emoción era palpable. Las palabras de Cristian Andrés Melo, sobreviviente de minas antipersonal, también estremecieron el lugar: “Sólo en un territorio sin minas, el pueblo camina”.
La Defensoría del Pueblo celebró la destrucción del arsenal y el compromiso con las víctimas. “Cada mina destruida representa una vida salvada”, señalaron. También subrayaron la necesidad de seguir avanzando en la reintegración a la vida civil, la desvinculación de menores del conflicto, el desminado humanitario y la búsqueda de desaparecidos.
Pronunciamiento sobre avances en el proceso de paz con Comuneros del Sur y solicitudes para que se traduzca en una paz sólida, sostenible y basada en el respeto de los derechos de las víctimas 👇🏽 pic.twitter.com/ZDPQewKCB2
— Defensoría del Pueblo (@DefensoriaCol) April 5, 2025
El presidente no desaprovechó la ocasión para lanzar una crítica firme al ELN, con quien se rompieron los diálogos a principios de año. “Comuneros del Sur reivindica a la vieja guardia del ELN, la que pensaba en una revolución para el pueblo. El ELN de hoy cuida cultivos de cocaína y asesina campesinos”, denunció.
En contraste, el proceso con Comuneros se ha basado en tres pilares: desescalamiento de la violencia, transformación territorial y transición del grupo armado hacia la vida civil y política. Otty Patiño, alto comisionado para la paz y excombatiente del M-19, fue contundente: “Nariño está al sur geográfico del país, pero hoy es el norte de la paz. El proceso es irreversible”.
#AEstaHora en Pasto, Nariño, el Presidente @petrogustavo lidera el encuentro 'Acordando y haciendo: Avances del Proceso de Paz Territorial de Nariño', en el marco de los diálogos con el grupo armado Comuneros del Sur.
— Presidencia Colombia 🇨🇴 (@infopresidencia) April 5, 2025
En el evento se harán anuncios clave sobre la consolidación… pic.twitter.com/Cyq75nADe5
Mientras tanto, se da inicio a un programa de desminado humanitario en tres zonas periféricas de Samaniego, donde incluso miembros de la comunidad serán formados para el despeje de áreas contaminadas. La meta es clara: recuperar la tierra, devolver la tranquilidad y proteger la vida.
Después de 35 años de guerra que dejaron más de 44.500 muertos y 4.000 desaparecidos en Nariño, esta vez el rumbo cambió. Y fue gracias a un Gobierno que, en lugar de hacer promesas vacías, eligió actuar. La Paz Total ya no es solo una bandera: es un camino que comenzó a andar con paso firme.