La peste negra es el nombre que se le dio a una de las cepas de la conocida peste bubónica que acabó con cientos de vidas en la Europa del siglo XIV.
Con altas fiebres, ganglios en el cuello, ingles inflamadas y pieles cubiertas por bultos de color oscuro, la peste negra se convirtió en la enfermedad más temida del mundo.
Los médicos que empezaron a atender a las víctimas se convirtieron en personas invaluables que tenían privilegios especiales.
Aunque se especula que los médicos utilizaban diversos atuendos, hay uno que fue icónico. La vestimenta que muchos asemejaban a la de un cuervo, en realidad era un traje de protección que consistía de una túnica de tela gruesa encerada, una máscara con dos agujeros tapados con lentes de vidrio y una nariz cónica con forma de pico y que era rellenada con sustancias aromáticas y paja. Bajo la túnica usaban botas hechas de cuero de cabra y pantalones de piel fina.
La razón por la cual se utilizaban estos llamativos trajes responde a que se creía que protegían a los médicos del «aire podrido» el cual era visto como causante de la infección.
Esta vestimenta la inventó Charles de L’Orme en 1619; se utilizó por primera vez en París, y luego se expandió por el resto de Europa.