En medio de la peor sequía que ha golpeado a La Calera y a Bogotá en los últimos años, mientras los campesinos de la vereda San Cayetano rogaban por unas horas de agua al día, Vicky Dávila, Gloria Pachón (madre del alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán) y otros poderosos disfrutaban sin restricciones del paraíso acuático del club La Pradera de Potosí, un lujoso condominio con 25 lagos artificiales, campos de golf y pistas de esquí náutico. Así lo revela una investigación de VORÁGINE, que destapa cómo este club de millonarios captó miles de metros cúbicos de agua mientras el resto del municipio sufría racionamientos y sed.
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Durante meses, los habitantes de San Cayetano solo tuvieron agua entre las 6 de la mañana y las 2 de la tarde. A veces, pasaban hasta cuatro días sin una sola gota. Pero al otro lado de la carretera, en La Pradera de Potosí, el agua corría como si no existiera crisis alguna. Golf, caballos, esquí acuático y jardines perfectamente regados. Todo un oasis de opulencia sostenido, literalmente, por el agua que le faltaba al pueblo.
Según documentos de la Corporación Autónoma Regional (CAR), el club es el tercer mayor captador de agua de La Calera, solo superado por las empresas de acueducto de Bogotá y del propio municipio. Captan cinco veces más agua que la planta de Coca-Cola ubicada en la zona, gracias a dos concesiones, una doméstica y otra recreativa, que le permiten extraer líquido de tres quebradas.
Mientras millones de personas padecían racionamientos en Bogotá y La Calera, un club captaba miles de litros de agua sin ningún corte. Se trata de La Pradera de Potosí, lugar en el que viven Vicky Dávila y la mamá del alcalde Carlos Fernando Galán. https://t.co/v88xUnkpkQ pic.twitter.com/039mvZNDSQ
— Vorágine (@VoragineCo) November 9, 2025
“A mí me parece injusto que se use agua para fines recreativos. Yo he entrado a La Pradera y he visto que el agua la almacenan en esos lagos, la mayoría son solo para mirarlos, o sea, solo para que se vean bonito”, contó a VORÁGINE un habitante de San Cayetano que vivió el racionamiento.
Pero lo más indignante no son solo los lujos, sino los vínculos del poder. Fuentes consultadas por VORÁGINE confirmaron que entre los residentes o socios del club están Vicky Dávila, actual precandidata presidencial de derecha, y Gloria Pachón, madre de Carlos Fernando Galán, el alcalde de Bogotá. La periodista y el mandatario, que suelen hablar de “responsabilidad” y “solidaridad”, habrían gozado de un servicio ininterrumpido de agua mientras miles de ciudadanos sufrían la escasez.
“La persona que entre a ser socia de La Pradera de Potosí es alguien con mucho dinero, no cualquier persona puede ser parte de esa sociedad”, advirtió Robinson Carvajal, integrante de la veeduría ambiental Échele ojito al agua.
Los datos de la CAR son abrumadores: mientras el acueducto comunitario de San Cayetano capta 0,13 litros por segundo para 77 familias, La Pradera de Potosí capta 17,49 litros por segundo para menos de 400 usuarios. Es decir, 49 veces más agua para una población apenas cuatro veces mayor. “Los caudales captados por Pradera de Potosí son extremadamente elevados… ellos están usando 15.000 cubos de agua al mes, es una cantidad brutal”, explicó Carvajal.
¡Que belleza! Ahí están los privilegiados de este país. Indolentes y miserables cuando de derechos se trata. @VickyDavilaH, la mamá del Alcalde de Bogotá, Daniel Palacios entre otros personajes de la élite de este país, viven en un Club en La Calera, que nunca les faltó el agua… pic.twitter.com/hu3LK66ea8
— Sandra Ramírez (@SandraComunes) November 9, 2025
Aun cuando el gerente del acueducto del club, Daniel Piñeros, afirmó que “no hubo racionamiento” y que actuaron “con solidaridad hídrica”, los informes de la CAR desmienten esa versión: durante la época de crisis, el consumo apenas bajó un 1,48 %, es decir, nunca redujeron realmente su uso.
El escándalo va más allá del derroche. En sus reportes, la CAR advierte que el club no puede demostrar que devuelva el 100 % del agua captada, pues no cuenta con un sistema de medición que lo confirme. Además, el líquido utilizado para fines “paisajísticos y recreativos” se pierde por evaporación. “Extraer agua del lugar tiene connotaciones negativas hacia la biodiversidad y el ecosistema. Esto hace parte de un proceso de privatización del agua”, alertó Carvajal.
Y todo esto, a precios de risa. En 2023, el club pagó al Estado apenas $20 millones por usar miles de metros cúbicos de agua. Mientras tanto, una casa de estrato 3 en la misma vereda paga $6.818 por cada metro cúbico.
La CAR también evidenció que La Pradera de Potosí incumplió con los programas de uso eficiente y reúso del agua. No reutiliza el agua lluvia, no mide correctamente su consumo y no ejecuta presupuestos para mejorar la eficiencia. En contraste, sus lagos artificiales, 16 solo para golf, siguen llenos, y el club presume con orgullo en su web su campo de 18 hoyos, 94 bunkers y 25 espejos de agua.
Mientras tanto, al otro lado de la cerca, los habitantes de San Cayetano miran con impotencia los lagos donde Dávila, Pachón y los socios de la élite bogotana se divierten bajo el sol. Como escribió VORÁGINE, La Pradera de Potosí es el espejo más claro de la desigualdad en Colombia: donde unos juegan con el agua, otros ruegan por ella.





