Vicky Dávila quema millones en campaña anticipada mientras colombianos no saben de dónde sale la plata

Vicky Dávila se dispara como la precandidata que más derrocha plata: más de $234 millones en redes sin que nadie sepa quién financia su millonaria campaña en la sombra.

Aunque la campaña presidencial apenas arranca en enero de 2026, los precandidatos ya están gastando a manos llenas como si la Casa de Nariño se comprara en remate. Entre ellos, quien más llama la atención es Vicky Dávila, la periodista convertida en política, que en cuestión de meses se ha convertido en la reina del derroche digital.

De acuerdo con la biblioteca de anuncios de Meta, desde enero de 2025 Dávila ha invertido $234,6 millones de pesos en publicidad en Facebook e Instagram, superando con creces a sus rivales. Un gasto escandaloso que nadie sabe quién financia, pues la ley no contempla un tope o límite en gastos de «precampaña» para quienes están recogiendo firmas para llegar a una candidatura oficial.

Cuando se le preguntó a su equipo de campaña por el origen del dinero, la respuesta fue un muro de silencio: “Eso hace parte de la dinámica, y no vamos a dar declaraciones al respecto”, respondió la vocera. En otras palabras, millones fluyendo sin control ni explicación.

La exconductora de noticieros no solo invierte en redes. Su nombre ya aparece en costosas giras por el país, con equipos de asesores, logística y eventos que no son precisamente baratos. Un derroche disfrazado de “proselitismo” que aprovecha el vacío legal: no hay topes, no hay prohibiciones y no hay obligación de mostrar las cuentas.

Mientras tanto, otros precandidatos también juegan con la billetera abierta: Miguel Uribe Turbay, antes de suspender su aspiración tras el atentado, ya había botado $156,7 millones en publicidad; Mauricio Lizcano, $70 millones; y Mauricio Cárdenas, $67 millones. Pero la reina del gasto sigue siendo para Dávila.

Las alertas ya están encendidas. La Misión de Observación Electoral (MOE) y Transparencia por Colombia advirtieron que, en esta etapa, “los precandidatos aprovechan para conseguir la financiación que pasará bajo el radar”. El riesgo es enorme: dinero de dudosa procedencia puede entrar como “aporte propio” en 2026, cuando ya nadie pueda comprobar de dónde salió realmente.

“¿Qué va a pasar con el dinero que se está recaudando ahorita y que no se gasta? Realmente ahí no vamos a saber cuál es la fuente real de esos recursos”, advirtió Juan David Hincapié, de Transparencia por Colombia.

El panorama es claro: Vicky Dávila y compañía están montando una campaña millonaria en la sombra, sin controles, sin topes y sin rendir cuentas al país. Todo mientras hablan de “cambio” y “nuevas formas de hacer política”, pero jugando con las viejas mañas: gastar como ricos y esconder la factura.

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