¡Alcalde de Santa Marta en la mira! Construye mansión de 7.000 millones mientras los samarios viven en el abandono

Una lujosa mansión del alcalde de Santa Marta, valorada en más de 4.000 millones de pesos, desata polémica por el origen de los recursos para su construcción.

En las montañas de Santa Marta, cerca del icónico balneario de El Rodadero, se erige una imponente mansión que ha puesto a Carlos Pinedo Cuello, actual alcalde de la ciudad, en el ojo del huracán. La construcción, valorada entre 4.000 y 7.000 millones de pesos, ha generado fuertes cuestionamientos sobre el origen de los recursos para financiarla.

La residencia, de diseño moderno con paredes blancas y ventanales amplios, es la única de su tipo en una zona conocida como Montecarlo. El contraste con los ingresos oficiales del alcalde es evidente: como concejal, Pinedo percibía un salario promedio de 13 millones de pesos mensuales, y en 2023 declaró ingresos totales de 402 millones de pesos. Su patrimonio líquido en 2022 alcanzaba apenas los 877 millones de pesos, según registros públicos.

A pesar de estos números, la mansión no solo impresiona por su costo, sino también por su exclusividad: el precio del metro cuadrado del terreno asciende a 3,5 millones de pesos, y la construcción incluye sistemas de seguridad de alto nivel, aire acondicionado central, y una estructura adicional en obra que podría ser otra vivienda.

El lujo de la propiedad contrasta con las carencias de la ciudad, donde los problemas de seguridad y la falta de servicios básicos son el pan de cada día. Para colmo, la presencia de policías resguardando la mansión ha desatado críticas, cuestionándose por qué se destinan recursos públicos a proteger una propiedad privada mientras los habitantes sufren la inseguridad.

No es la primera vez que el alcalde enfrenta señalamientos. Su trayectoria política, que comenzó como inspector de policía y continuó con tres períodos como concejal, ha estado marcada por controversias. En 2015, el Consejo de Estado le revocó una pensión de sobreviviente que calificó de ilegal, obligándolo a devolver lo recibido. Además, su familia ha estado envuelta en escándalos, como la condena de su medio hermano por nexos con paramilitares.

Mientras las preguntas sobre el financiamiento de esta lujosa mansión crecen, los ciudadanos exigen explicaciones claras. ¿Cómo un funcionario con ingresos limitados pudo construir una propiedad tan costosa? ¿Qué intereses se esconden detrás de este opulento proyecto? La falta de respuestas solo alimenta la indignación en una ciudad que enfrenta necesidades urgentes.

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