Ejército toma control en el Catatumbo con duros golpes: 14 integrantes de las disidencias de las FARC se entregaron

El Ejército tomó control del Catatumbo tras violentos enfrentamientos, logrando desmovilizaciones y brindando esperanza a una región golpeada por la guerra.

En una región marcada por la violencia y el desarraigo, la fuerza pública ha dado un paso adelante para devolver la esperanza al Catatumbo. Tras días de horror provocados por los enfrentamientos entre el ELN y las disidencias de las extintas Farc, el Ejército Nacional asumió el control en esta zona estratégica, dejando un mensaje claro: la seguridad de la población civil es la prioridad.

Los recientes combates dejaron un trágico saldo de 80 personas asesinadas, 16 mil desplazadas y mil confinadas en sus hogares. Ante este panorama, la respuesta militar no se hizo esperar. El despliegue de tropas se concentró en los municipios más golpeados por la violencia: Tibú, Teorama, Sardinata, Convención, El Tarra, San Calixto, Hacarí y Ábrego. Allí, el objetivo es firme: someter a los grupos armados ilegales que han sembrado el terror.

La intervención comenzó a dar frutos. En las últimas horas, 14 integrantes de la estructura 33 del Bloque Magdalena Medio de las disidencias, junto a un menor de edad reclutado, se entregaron a las autoridades en busca de protección. Según el informe de la Brigada II, al momento de su desmovilización, los guerrilleros portaban abundante material de guerra, equipos de comunicaciones e intendencia.
El menor, desvinculado de las filas ilegales, fue entregado al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) para garantizar la restauración de sus derechos.

El detonante de esta intervención fue la cruel masacre de una familia, incluyendo un bebé de nueve meses, en Tibú, Norte de Santander. Este atroz crimen desató una ola de enfrentamientos armados por el control de las rentas del narcotráfico y las extorsiones a migrantes en la frontera. Durante 76 horas, más de siete municipios estuvieron bajo fuego.

Ante la gravedad de la situación, el presidente Gustavo Petro acudió personalmente al Catatumbo para liderar un consejo de seguridad. Allí se declaró la conmoción interior y emergencia económica, medidas que permitirán al Gobierno tomar acciones extraordinarias para restablecer el orden público.

La violencia obligó a más de 10 mil personas a buscar refugio en Cúcuta, mientras que otras seis mil huyeron a Ocaña. El Gobierno, junto a las autoridades locales, trabaja contra reloj para atender las necesidades de los desplazados y garantizar su bienestar en medio de esta crisis humanitaria.

El Ejército continúa desarrollando operaciones en la región, con un mensaje claro: las puertas están abiertas para quienes decidan dejar las armas y sumarse a la construcción de paz. Este esfuerzo conjunto es una prueba de que, incluso en medio de la guerra, es posible construir caminos hacia la reconciliación y la estabilidad en el Catatumbo.

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