La campaña de Vicky Dávila, que se presentaba como la gran apuesta de la derecha para 2026, hoy parece quedarse sin el músculo que se había querido dar. Según lo reveló la emisora W Radio, dos de sus figuras más emblemáticas, Sandra Suárez y Alicia Arango, dejaron su equipo.

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Sandra Suárez, quien fuera ministra de Ambiente en el primer gobierno de Álvaro Uribe Vélez y luego gerente general de la revista Semana, era el bastión mediático y organizativo de la campaña. Alicia Arango, exministra del Interior y del Trabajo, exembajadora ante la ONU y mano derecha de Uribe, era la estratega política que ponía el sello del uribismo al proyecto de Dávila.
Con sus salidas, la campaña de Dávila no solo pierde experiencia sino también el respaldo de toda una maquinaria uribista que hasta ese momento parecía sostenerla. ¿Qué significa esto? Que la candidata que se había presentado como “outsider” y alternativa al “establecimiento” se queda con un equipo que ahora se ajusta, se reconfigura, pero sobre todo, se debilita.
“No sabemos quiénes llegarán a estos cargos clave”, advierte el reporte de W, “pero está claro que el retiro de Suárez y Arango marca un nuevo capítulo en la construcción de su proyecto político”.
Alicia Arango ha sido la mano derecha de Uribe en los últimos 30 años, él no es ningún bobito y va a "poner" varios huevitos para el 2026 a ver cual le empolla.
— matador 🇪🇭 (@Matador000) March 31, 2025
Vicky, que no se te noten mucho los Crocs. pic.twitter.com/Heu029gY5k
Y es que la historia política de Arango y Suárez no es menor: Arango fue la artífice de campañas exitosas del uribismo y del duquismo, mientras que Suárez manejó uno de los bastiones de los medios como la revista Semana. Ahora, ambas deciden apartarse de la campaña de Dávila justo cuando esta pretende conquistar la derecha y captar a ese electorado uribista que parece cada vez más dividido.
El golpe de imagen para Dávila es doble: por un lado, la noticia misma de la salida alimenta los rumores de que su candidatura no está “despegando” como se esperaba; por otro, el hecho de que su equipo base se fractura refuerza la idea de que su candidatura es frágil, dependiente de respaldo externo y que no logra consolidar una estructura propia.
Pero no todo está dicho. Desde la campaña hubo voces que niegan rotundamente que Suárez y Arango se hayan retirado. Se afirma que “permanecen activas”, aunque la versión filtrada desde W parece más firme.
Si Vicky Dávila quiere sobrevivir a este traspié, tendrá que rearmar rápidamente un nuevo equipo directivo que genere confianza tanto dentro de la derecha uribista como en los sectores independientes que dice representar. De lo contrario, lo que parecía un “movimiento imparable” podría quedar reducido a promesa incumplida y a un escenario dominado por otros candidatos.





