Le descubren grandes máquinas de odio y bodegas digitales a Abelardo De La Espriella para “acabar” con sus rivales en redes

Mientras Abelardo de la Espriella presume su “popularidad” en redes, una investigación revela cómo su estrategia digital opera como una verdadera máquina de guerra sucia contra sus rivales.

El precandidato de la derecha Abelardo de la Espriella ha desatado un torbellino en redes sociales, pero no es fruto de simpatía espontánea. Según un análisis de más de 200 mil trinos realizado por La Silla Vacía, detrás de su auge digital hay una red organizada de cuentas que actúan como bodegas de ataques y mensajes coordinados contra sus rivales políticos.

De la Espriella se muestra indiferente: “Me resbala lo que digan de mí”, afirma cuando le preguntan sobre su pasado como abogado defensor. Mientras él sonríe ante la cámara, su nombre se mueve en un sistema que combina apoyo y agresión: 120 cuentas activas operan bajo instrucciones enviadas por grupos de WhatsApp administrados desde la página www.abelardistas.com, replicando mensajes positivos sobre él y ofensivos hacia otros candidatos, especialmente Vicky Dávila, Juan Carlos Pinzón e Iván Cepeda.

Los ataques van más allá de simples críticas: insultos, acusaciones y mensajes agresivos se lanzan de manera casi sincronizada. Un ejemplo citado por La Silla muestra cómo una respuesta a Pinzón decía: “Chao, viejo hijueputo, yo voto por el Tigre”. Otros comentarios etiquetan a Cepeda como “traidor” o “Santista”, configurando un ambiente tóxico que influye directamente en la percepción de los electores, según estudios académicos.

Aunque los organizadores de Abelardistas.com aseguran ser un “movimiento digital independiente” y niegan afiliación formal con la campaña, la evidencia muestra que estos grupos coordinados siguen instrucciones para amplificar mensajes y bajar la reputación de otros candidatos. Calvo, uno de sus directores, admite que hay infiltrados difíciles de controlar: “Estos llamados a hablar de candidatos han sucedido, pero no es el objetivo del grupo y se eliminan lo más rápido posible”. Sin embargo, la realidad demuestra que, mientras De la Espriella no gasta un peso en pauta, su influencia crece con métodos cuestionables que otros candidatos no emplean.

La estrategia de guerra sucia parece dar frutos. A pesar de la inversión millonaria de su competencia en anuncios de Meta, la campaña de De la Espriella mantiene un impacto orgánico masivo en redes, sustentado en la coordinación de sus “bodegas” digitales. Tal como lo explica la campaña de Pinzón: “Así haya gente apoyando al candidato, si la mayoría de los comentarios son negativos, esa es la percepción que se hace la gente”.

Detrás de la sonrisa despreocupada de De la Espriella, las redes colombianas se han convertido en un tablero de manipulación digital donde la derecha organiza sus ataques y fabrica una popularidad que, más que espontánea, parece cuidadosamente orquestada.

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