Juzgado arrincona a Polo Polo: deberá arrodillarse ante Mafapo y pedir perdón en público o enfrentarse al desacato

El Juzgado 42 de Bogotá le dio un ultimátum fulminante a Miguel Polo Polo: debe reinstalar la obra retirada y pedir disculpas públicas a las madres de ‘falsos positivos’, o enfrentará un incidente de desacato.

El Juzgado 42 Civil del Circuito de Bogotá le lanzó un ultimátum que retumbó en todo el Capitolio: Miguel Polo Polo tiene apenas horas para ofrecer disculpas públicas, so­lemnes, sin evasivas ni discursos defensivos, a las madres de víctimas de ‘falsos positivos’ y para reinstalar, tal como estaba, la obra “Mujeres con las botas bien puestas”. La orden, que nace del estricto seguimiento a la Sentencia T-375 de 2025 de la Corte Constitucional, cayó como un baldado de agua fría sobre el congresista, cuya actuación del 6 de noviembre de 2024 quedó marcada por el desprecio con que retiró botas de la instalación y las arrojó en bolsas de basura dentro del Congreso.

La providencia, fechada el 3 de diciembre, fue directa y contundente. El despacho le recordó a Polo Polo que los derechos de Mafapo, la Asociación de Madres de Falsos Positivos, y de la Fundación Rinconesarte Internacional están protegidos por la Corte, y que cualquier medida de reparación debe respetar algo que él ignoró olímpicamente: la centralidad de las víctimas. Por eso el juzgado exigió acciones verificables, no simples excusas de redes sociales. En un plazo de 24 horas desde la notificación, el congresista debe reportar qué ha hecho para garantizar que la obra esté reinstalada a las 9:00 a. m., sin alterar su concepto ni su carácter memorial.

El juzgado fue aún más lejos: Polo Polo deberá certificar que el acto público del 5 de diciembre, en el que tendrá que presentar una disculpa solemne a Mafapo, se transmita por sus redes sociales y por los canales institucionales del Congreso. El despacho dejó claro que no aceptará atajos ni reinterpretaciones personalísimas. El congresista debe reconocer el daño causado “tanto por las acciones como por las declaraciones emitidas” cuando destruyó parte del homenaje artístico a jóvenes ejecutados extrajudicialmente entre 2002 y 2008, un episodio que él ha intentado minimizar mientras responsabiliza a otros.

La advertencia final fue lapidaria: si no cumple, enfrentará las consecuencias legales propias de un incidente de desacato.

Los antecedentes del caso retratan el comportamiento reiterado del congresista. Después de retirar las botas de la exposición en 2024, el proceso desembocó en la Sentencia T-375 de 2025, en la que la Corte ordenó no solo devolver las piezas o gestar un mecanismo de reparación si ya no estaban en su poder, sino también publicar disculpas públicas y asistir a un acto con Mafapo para expresar arrepentimiento. Polo Polo, sin embargo, intentó salir del paso con un comunicado en X que indignó al colectivo. En su mensaje escribió: “Quiero dejar en claro que a las señoras de la fundación Mafapo no las conozco […] Les presento disculpas, como me lo ordena la Honorable Corte, si en mi video se sintieron aludidas”. Y sumó una frase que desató rechazo nacional: aseguró que su actuación buscaba “derrumbar una mentira creada por la izquierda alrededor de un número inflado para hacer política y dinero”.

Las madres calificaron esa supuesta disculpa como una nueva afrenta. Jacqueline Castillo, vocera del colectivo, fue tajante en W Radio: Polo Polo “sigue revictimizando” a quienes perdieron a sus hijos y pretende hacerles cargar con culpas ajenas. Sobre el mensaje publicado por el congresista, Castillo sostuvo: “Dice que inflamos las cifras para sacarle dinero al Estado, que estamos dañando el buen nombre de las Fuerzas Militares cuando fueron ellos mismos”.

Mafapo dejó claro que el congresista no podrá “lavarse las manos” con un comunicado que consideran revictimizante y ofensivo. Ahora será el propio juzgado el que verifique si, por fin, Polo Polo cumple la sentencia que lo obliga a afrontar lo que ha intentado evadir: el reconocimiento real del daño causado a las madres que llevan más de una década exigiendo verdad, memoria y respeto.

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