Beto Coral denuncia que el “defensor” de la Asociación Pacientes Colombia, Denis Silva, tendría fortuna oculta y negocios con farmacéuticas mientras dice “proteger” a los enfermos

El vocero de Pacientes Colombia, Denis Silva, quedó en el ojo del huracán tras revelarse que su millonario patrimonio y sus vínculos con farmacéuticas contradicen el discurso con el que dice defender a los pacientes.

El escándalo que rodea al vocero de Pacientes Colombia, Denis Silva, acaba de estallar con más fuerza, y esta vez de la mano de Beto Coral, quien destapó un detalle que el dirigente prefería mantener lejos de la opinión pública: su abundante patrimonio inmobiliario y sus vínculos económicos con farmacéuticas, pese a presentarse como defensor de los pacientes más vulnerables del país.

En su cuenta de X, Coral lanzó una bomba que dejó al descubierto varias inconsistencias en el discurso del representante de la asociación. “El señor Denis Silva, representante de la Asociación Pacientes Colombia, le dijo a El colombiano que solo tiene un apartamento y que el resto de propiedades son ‘herencias’. Verificamos y no es cierto. La mayoría de sus propiedades no provienen de ninguna sucesión: son transacciones hechas con bancos, constructoras y personas naturales”, escribió. Y agregó sin rodeos: “No estamos hablando de alguien de escasos recursos que representa a pacientes; estamos hablando de un negociante que admite recibir recursos de farmacéuticas y venderles proyectos… Los pacientes merecen claridad, sobre todo cuando alguien se enriquece a costillas de sus luchas y necesidades”.

La denuncia no quedó ahí. Coral publicó un video donde profundizó en las revelaciones del senador Wilson Arias sobre Pacientes Colombia y el papel de Silva como supuesto vocero de personas con enfermedades crónicas. “No porque cuestionar a un dirigente sea atacar a los pacientes como algunos lo quieren hacer ver, sino precisamente porque los pacientes tienen derecho a saber quién habla en su nombre, de qué vive, y qué intereses lo rodean”, advirtió.

Y las dudas no son menores. En el video, Coral recordó que el propio Silva reconoció públicamente haber recibido dinero de farmacéuticas y haber vendido proyectos a la industria, incluso admitiéndolo en entrevista con El Colombiano: según sus palabras, compañías del sector “los han financiado en algunos proyectos”. Para Coral, este hecho pone en riesgo la credibilidad de un vocero que asegura defender a quienes más sufren en el sistema de salud, mientras recibe recursos de empresas cuyos intereses comerciales no necesariamente coinciden con los de los pacientes.

Lo más explosivo llegó después: documentos oficiales, registros inmobiliarios y matrículas entregadas al Congreso demostrarían que Denis Honorio Silva tendría más de 24 propiedades en diferentes ciudades del país, muchas de ellas en sectores exclusivos. apartamentos, locales, depósitos y parqueaderos figuran en su nombre. Cuando el medio intentó preguntarle por esta fortuna, Silva respondió que se trataba de herencias. Pero la investigación indica lo contrario: más de 16 de estas propiedades habrían sido adquiridas mediante compras directas a constructoras, bancos o personas naturales. Nada que ver con sucesiones familiares.

El propio Silva, en medio del escrutinio, lanzó la frase que hoy lo persigue: “Tengo un apartamento en Bogotá, senador. Gracias a lo que tengo, pago impuestos y personas como usted son financiadas con los impuestos de todos los colombianos”, respondiendo al Senador Wilson Arias después de la denuncia que este realizó.

La realidad, sin embargo, parece contradecirlo. El patrimonio no coincide con la versión que ha repetido públicamente, y la pregunta que Coral plantea retumba con fuerza: ¿cómo es posible que el vocero de una entidad sin ánimo de lucro acumule más de dos docenas de propiedades sin que exista claridad sobre el origen de sus recursos?

Aunque la Procuraduría no puede investigarlo por no ser funcionario público, Coral insistió en que esto debería prender las alarmas en la Fiscalía. “¿Provienen esos bienes de ingresos previos, de actividades no registradas, de recursos privados, de aportes de la industria o de otra fuente que aún no se conoce?”, cuestionó.

Lo cierto es que el escándalo ya no se limita a un debate técnico sobre la reforma a la salud. Hoy la discusión gira en torno a posibles conflictos de interés y a un líder que, mientras se presenta como la voz de los pacientes, parece moverse entre negocios, financiamiento de farmacéuticas y un patrimonio que no logra explicar.

Y en medio de todo, como recuerda Beto Coral, hay un grupo que sí merece respuestas claras: los pacientes reales, aquellos que confían en que quienes hablan por ellos no estén, al mismo tiempo, defendiendo los intereses de las empresas que lucran con su enfermedad.

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