Lo que comenzó como una manifestación pacífica en solidaridad con Palestina terminó convertida en un episodio de tensión y violencia en el exclusivo barrio de El Poblado, uno de los sectores más simbólicos de Medellín. En el centro de la controversia: el concejal del Centro Democrático, Andrés “el Gury” Rodríguez, que apareció en medio de los disturbios blandiendo un bate y encarando a manifestantes frente al McDonald’s del centro comercial Oviedo.
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El rostro circunspecto de la protesta se transformó en un choque frontal. Aunque en los videos no hay un intercambio físico evidente, la imagen del concejal caminando con un bate, gritando consignas contra quienes tildaba de “vandálicos”, fue suficiente para incendiar el debate público.
Rodríguez justificó su actitud en X, asegurando que actuó frente a “un ataque al McDonald’s … lleno de niños en su interior”. En sus palabras: “Estaban atacando el McDonald’s de la avenida El Poblado, lleno de niños en su interior. ¿Uno los enfrenta para defender a los niños y el ‘paraco’ es uno? Hágame el favor. Vandalizaron todos los locales y se ponen a llorar”.
En cabeza de @AquinoTicias1, atacaron el @McDonaldsCol de la avenida El Poblado, un establecimiento lleno de niños en su interior. ¿Uno los enfrenta para defender los niños y el "paraco" es uno? Hágame el @petrogustavo favor.
— Andrés Gury Rodríguez (@AndresGuryRod) October 8, 2025
Vandalizaron todos los locales y se ponen a llorar. pic.twitter.com/w2qipoA1TN
Horas antes, había advertido que saldría a “defender la ciudad” de quienes, según él, “buscan destruirla”.
El gobierno local dijo que la movilización era hasta ese momento “relativamente normal”, pero que la situación cambió cuando ciertos manifestantes comenzaron a vandalizar locales y mobiliario urbano sobre la avenida El Poblado. En respuesta, activaron el “uso diferenciado de la fuerza”.
Manuel Villa Mejía, secretario de Seguridad, no dudó al calificar lo ocurrido como vandalismo: “Esto no es protesta, es vandalismo. Generan terror y cometen delitos. Quieren incendiar a Colombia y Medellín no lo va a permitir.”
Pero esa versión oficial no convenció a todos. En redes se viralizaron videos que muestran presuntos empleados de la Secretaría de Seguridad golpeando a una persona ya tendida en el suelo, mientras otros pedían calma. En una grabación, incluso una mujer gritaba que la manifestación “era pacífica”.
Mientras en Colombia las marchas fueron pacíficas. En Medellín, Fico, "el parcero" de la embajada de EEUU, ordenó la violencia..Fascismo como en el gobierno de Israel
— Gustavo Petro (@petrogustavo) October 8, 2025
pic.twitter.com/vJbMrVqQjq
La participación directa de un concejal en la escena, con un bate en mano, ha desatado críticas incluso desde sectores aliados al activismo. Hernán Muriel no se guardó nada al calificar el episodio como un “ridículo” y una muestra de “barbaridad”: “Un concejal de bolsillo de Federico Gutiérrez se armó con un bate y quiso atacar, provocar a las personas amenazándolas y gritándolas todo el tiempo… parecía un niño malcriado en medio de una rabieta con un arma en la mano sin siquiera saber usarla.”
“Este es el peor Concejo que ha tenido esta ciudad. Y el alcalde, que usa a sus funcionarios como su batallón privado de paramilitares, ni se diga.”
Mientras Federico Gutiérrez utiliza a los funcionarios de su Alcaldía como si fueran paramilitares, un concejal del Centro Democrático llega armado con un bate a amenazar personas, queriendo pegarles al verlas defendiendo a Palestina… Y LO PEOR, lo hace con el beneplácito de las… pic.twitter.com/Q3mxUC1dnY
— Hernán Muriel (@Hernan_MurielP) October 8, 2025
La línea entre la protección de bienes y la incitación al enfrentamiento se difumina cuando un servidor público toma la calle portando un arma blanca de contundencia. Que un concejal opte por intervenir con un bate en medio de manifestantes, aunque haya niños en riesgo, implica un salto dramático del rol representativo al papel vigilante.
Las declaraciones textuales de Rodríguez apuntan a que él cree haber actuado bien, como protector. Pero el contexto sugiere otra lectura: el uso de la violencia o la amenaza de ella como recurso político y personal.





