¡La educación superior pública en Colombia podría dar un giro histórico! Ministerio de Educación está a punto de lograrlo

La reforma a los artículos 86 y 87 de la Ley 30 de 1992 podría cambiar el futuro de la educación superior en Colombia, y la juventud debe estar atenta a este proceso clave.

El sistema de educación superior en Colombia podría estar a las puertas de una transformación histórica. La reforma de los artículos 86 y 87 de la Ley 30 de 1992, impulsada por el Ministerio de Educación, busca garantizar una financiación más equitativa y sostenible para las instituciones de educación superior pública. Esta iniciativa ha sido respaldada por más de 70 congresistas de distintos sectores y promete dar un giro en la forma en que se financian las universidades, institutos técnicos y tecnológicos en el país.

El ministro de Educación, Daniel Rojas Medellín, hizo un llamado directo a la juventud a través de su cuenta de X: «Alentamos a la juventud colombiana a estar pendiente de esto: Con la radicación por parte del @Mineducacion de la reforma a los artículos 86 y 87 de la Ley 30 suscribimos un acuerdo nacional por el rescate financiero de la educación superior pública del país». El mensaje es claro: los jóvenes tienen un papel clave en este proceso y deben estar atentos a su desarrollo y discusión en el Congreso.

Esta reforma es crucial para abordar el histórico desfinanciamiento que ha afectado a muchas universidades públicas, como la Universidad de Antioquia, que enfrenta dificultades para cubrir sus gastos operativos a pesar de contar con el mayor presupuesto en la historia del sector educativo. De acuerdo con el Ministerio de Educación, este es un momento clave para trazar un punto de inflexión en la educación superior pública, garantizando mejores condiciones para estudiantes, docentes y comunidades universitarias.

El proyecto de reforma propone un nuevo modelo de financiación basado en el ajuste progresivo de los recursos asignados, priorizando el Índice de Costos de la Educación Superior (ICES) y fortaleciendo la base presupuestal de las instituciones de educación superior pública. Entre sus objetivos principales se encuentran:

  • Incrementar los recursos destinados al funcionamiento de las universidades, actualmente en 0.55% del PIB, hacia niveles superiores al 1%, alineándose con los estándares de la OCDE.
  • Regionalizar la educación superior, permitiendo que llegue a los más de 800 municipios que hoy no cuentan con oferta educativa.
  • Garantizar mejores condiciones de bienestar para estudiantes y docentes, promoviendo la dignificación del trabajo y estableciendo protocolos efectivos contra la violencia de género.

Este proyecto no solo busca resolver problemas financieros inmediatos, sino también sentar las bases para un sistema de educación superior más equitativo, accesible y con mayores oportunidades para todos. La juventud tiene en sus manos el poder de incidir en este proceso y velar por su materialización.

El Gobierno del Cambio reafirma su compromiso con una educación pública gratuita y de calidad como herramienta fundamental para cerrar brechas sociales y territoriales en el país. Ahora, el reto está en que los jóvenes se mantengan informados y participen activamente en esta discusión, porque el futuro de la educación superior está en juego.

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