En un reciente desarrollo del conflicto entre el presidente Gustavo Petro y el expresidente Andrés Pastrana, el presidente Petro ha interpuesto una nueva demanda contra Pastrana y su hermano, el periodista Juan Carlos Pastrana, por presunto acoso judicial. Esta acción legal surge tras el fracaso de una audiencia de conciliación en la Fiscalía.
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La disputa entre Petro y Pastrana no es nueva. Anteriormente, el presidente Petro había denunciado a Pastrana por injuria y calumnia, alegando que las declaraciones de Pastrana vinculaban la política de ‘Paz Total’ con el narcotráfico. Estas acusaciones se trasladaron a los tribunales sin llegar a una conciliación, escalando el conflicto.
Según información de la página web de la Rama Judicial y Caracol Radio, el reciente proceso es de tipo declarativo por “responsabilidad civil extracontractual”. Petro acusa a los Pastrana de difamación, una acción interpretada por algunos, como el abogado Camilo Gómez, como una estrategia de “lawfare” (uso de la ley como arma política).
El presidente @petrogustavo demandó al expresidente Andrés Pastrana y a su hermano Juan Carlos Pastrana.
— Gener Usuga (@gener_usuga) July 2, 2024
Así es que se debería proceder contra muchos y muchas por aquí. https://t.co/Xq2QQN9G56 via @WradioColombia
La libertad de expresión es un derecho fundamental protegido por la Constitución colombiana y la Convención Americana de Derechos Humanos. No obstante, este derecho no es absoluto y tiene límites, especialmente cuando se trata de difamación y calumnias que pueden causar daños significativos a la reputación de una persona. Las acciones judiciales de Petro no buscan silenciar opiniones, sino establecer un precedente en la defensa de la verdad y la justicia.
La demanda de Petro puede ser vista como un esfuerzo por establecer que nadie está por encima de la ley, independientemente de su posición o poder. En una democracia, todos los ciudadanos, incluidos los expresidentes, deben ser responsables de sus declaraciones y acciones. Permitir que se difundan falsedades sin consecuencias puede socavar la confianza pública y la cohesión social.
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