Carrillo lanza dardos a Angie Rodríguez y Benedetti: no traicionará jamás a Petro y reta a los corruptos que infiltraron el proyecto

En medio de las tensiones internas del Gobierno, Carlos Carrillo rompió el silencio y defendió con vehemencia su lealtad a Gustavo Petro, marcando distancia de traiciones, lambonerías y de quienes, según él, desdibujaron el proyecto del cambio.

En medio de las tensiones internas que sacuden al Gobierno y de los ataques que han protagonizado en los últimos días la directora del DAPRE, Angie Rodríguez, y el siempre polémico Armando Benedetti, Carlos Carrillo decidió hablar sin rodeos y lanzó una de las declaraciones más crudas y leales que se le han escuchado a un funcionario cercano al presidente Gustavo Petro. Lo hizo en entrevista con “El Calentao” de Señal Colombia y RTVC, dejando claro que, a diferencia de otros, no está dispuesto a traicionar el proyecto político que llevó al Presidente Gustavo Petro al poder ni a convertirse en un cortesano más del Palacio.

Carrillo fue enfático en que las decisiones de fondo las toma el presidente, pero también marcó distancia de quienes, tras salir del Gobierno, optan por ajustar cuentas personales. “El presidente es el que tiene en esto la única palabra. Pero lo que pasa es que yo he sido enfático con el presidente hasta la última vez que hablamos, en decirle que primero no espere de mí lo de Alejandro Gaviria y lo de muchos otros que salen a escribir libros, cierto, hablando mal del presidente y hablando mal del proyecto”, afirmó, subrayando que su compromiso no es coyuntural ni oportunista, sino profundamente político y vital.

En un momento en el que varios exfuncionarios han optado por la crítica cómoda y el distanciamiento calculado, Carrillo dejó claro que su lealtad no es clientelista ni interesada. “Este proyecto es lo único que yo tengo en la vida. Este proyecto político”, dijo, recordando que su gratitud hacia Petro no nace de un cargo, sino del reconocimiento a una vida entera dedicada a que las ideas de cambio llegaran al poder. “Yo al presidente le tengo una enorme gratitud, porque Gustavo Petro en últimas lo ha dado todo durante sus años de vida para que las ideas en las que él y yo creemos, puedan gobernar”.

Lejos del silencio complaciente, Carrillo también lanzó una frase que retumbó en los pasillos del poder: “Yo no soy un lambón, porque no se me da, a mí no se me da la vida de corte”. Con esa declaración, marcó distancia de quienes rodean al presidente desde la adulación y dejó ver su incomodidad con un entorno que, según él, termina aislando a quien ostenta el poder. “Él vive en un palacio, ¿no? Y empiezan a rodearlo, pues como se rodea a todos los que ostentan el poder a ese nivel”, agregó.

Sobre su rol dentro del Gobierno, Carrillo fue aún más directo y combativo, dejando claro que su misión no ha sido decorativa ni complaciente. “El presidente me puso en este cargo para hacer algo que he hecho constantemente, luchar contra un montón de bandidos que infiltraron el proyecto político”, afirmó, en una frase que muchos interpretan como un mensaje interno a quienes han desdibujado el espíritu del cambio y han usado el poder para fines ajenos al pueblo.

En uno de los pasajes más humanos de la entrevista, Carrillo habló del costo personal de la política y del sacrificio que, según él, Petro ha asumido durante décadas. “Yo en estos 20 meses largos que he estado aquí, he perdido muchas cosas. He perdido mucho más de lo que he ganado”, confesó, al tiempo que describió a un presidente que, a su juicio, se ha entregado por completo a la causa, incluso a costa de su propia plenitud personal. “El presidente Gustavo Petro hace mucho tiempo que es simplemente la política, entregarse al servicio de la causa, entregarse a este proyecto político”.

Con afecto, pero también con franqueza, Carrillo expresó su deseo de ver a Petro mejor rodeado y más satisfecho con su propio gobierno. “Yo no lo amo como Bolívar, pero sí lo quiero y mucho”, dijo, dejando una imagen poco común en la política tradicional: la de un funcionario que no idealiza al líder, pero tampoco lo abandona ni lo apuñala por la espalda.

Finalmente, Carrillo lanzó un mensaje que resume su postura y explica por qué, pese a las tormentas internas y externas, no piensa bajarse del proyecto. “Yo hoy estoy seguro de que las izquierdas tienen vocación de poder, de que es indispensable que bajemos del bus a los corruptos, que le pongamos una petar a este río”, afirmó, rechazando cualquier justificación pragmática para tolerar la corrupción. “Nosotros tenemos que tener un río limpio, puro, para entregarle eso a los colombianos”, no solo pensando en 2026, sino en el futuro mismo de las apuestas políticas de las izquierdas.

En tiempos de deslealtades, personas vengativas y silencios cómodos, Carlos Carrillo decidió jugarse por completo: sin traicionar al presidente, sin lamer botas y sin renunciar a unos ideales que, según él, le deben más al pueblo colombiano que a cualquier cargo pasajero.

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