En Colombia, mientras se venden discursos de “transparencia” y “garantías democráticas”, un nombre retumba en silencio, protegido por los grandes apellidos de siempre: Thomas Greg & Sons, el intocable titán de los contratos públicos, vuelve a estar en el ojo del huracán y con él, la credibilidad de las elecciones de 2026 pende de un hilo.
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¿Cómo es posible que una firma salpicada por escándalos financieros, vínculos con paraísos fiscales y respaldada por políticos de la vieja guardia controle, casi sin competencia, la llave de los pasaportes y la logística electoral de un país entero? Lo increíble es que sucede aquí, donde exmandatarios y excancilleres se reparten asientos en su junta directiva como si se tratara de un club privado.
“Desde 2005, Thomas Greg & Sons ha registrado 473 contratos por un valor total de $386 mil millones de pesos”, reveló Cuestión Pública, y esa cifra crece sin freno mientras otros oferentes apenas pueden asomarse a la puerta. ¿Competencia? Para ellos, un chiste.
Thomas Greg and Sons es una empresa con un poder político gigantesco, Juan Manuel Santos, Andrés Pastrana y Noemí Sanín, entre otros pesos pesados de la política, han estado en su junta directiva.
— Carlos Carrillo (@CarlosCarrilloA) February 26, 2024
¿Por qué el país no tiene la capacidad instalada para imprimir sus tarjetones o…
Detrás de la cortina de papel de los pasaportes y los tarjetones se mueven nombres pesados: Andrés Pastrana, Juan Manuel Santos y Noemí Sanín. El expresidente Pastrana no solo gobernó con la bendición de su partido conservador, sino que apadrinó a Sanín para abrirle las puertas de la Cancillería y de Thomas Greg. Noemí Sanín, exembajadora y excanciller, pasó de la diplomacia a sentarse cómoda en la junta directiva, “coordinando” licitaciones que, oh sorpresa, acababan siempre en las manos de la misma empresa.
Peor aún: Juan Manuel Santos, antes de su paso por la Casa de Nariño, ya tenía silla asegurada en la mesa de Thomas Greg. Entre 2002 y 2006, formó parte de la junta directiva mientras la empresa se convertía en reina de la impresión electoral bajo la fachada de la Unión Temporal DISPROEL.
¿Imparcialidad electoral? Ríanse. En 2022 casi se esfuman 500 mil votos del Pacto Histórico, un “error” monumental que, casualmente, tampoco hizo temblar la silla de nadie en Thomas Greg. Hoy, los mismos de siempre defienden el negocio como “garantía de seguridad” cuando la verdadera seguridad que buscan es la de sus privilegios.
🗳️📄 Thomas Greg & Sons, con vínculos en gobiernos anteriores y protagonismo en comicios pasados, está a punto de firmar contrato por más de $2 billones con la Registraduría.
— RTVC Noticias (@RTVCnoticias) July 9, 2025
🚨 Más detalles sobre lo que señala el presidente @petrogustavo en: https://t.co/jjR7atscww pic.twitter.com/t9nMZN60UG
Todo este festín quedó retratado cuando en 2023 la Cancillería abrió la licitación para el contrato de los pasaportes. Desde el primer día estaba cantado: solo Thomas Greg & Sons cumplía los requisitos. Los demás, a mirar desde la gradería. El proceso se declaró desierto, se volvió a abrir, se suspendió, se adjudicó… y entre demandas, contratos temporales y un tira y afloje político, la empresa volvió a quedarse con la torta: casi 600 mil millones de pesos asegurados hasta 2026.
¿Y las elecciones de 2026?
Con Thomas Greg & Sons otra vez al mando de información sensible, impresión de documentos y contratos millonarios, las alarmas se disparan rumbo a las presidenciales de 2026. Si ya intentaron borrar medio millón de votos, ¿qué puede pasar cuando el negocio sigue blindado por expresidentes, exministros y embajadores con conexiones que huelen a paraíso fiscal?
La pregunta es tan simple como brutal: ¿Quién vigila a los que cuentan los votos?





