¡Galán cae en su propia mentira! Culpa al Gobierno por la financiación de Transmilenio y luego admite que este no debía financiarlo

La incoherencia de Galán sobre el aumento del pasaje de Transmilenio genera dudas, al pasar de culpar al Gobierno Nacional a admitir que no tenía obligación de financiarlo.

El debate sobre el aumento del pasaje de Transmilenio en 2025 ha encendido los ánimos entre el gobierno del presidente Gustavo Petro y la administración del alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán. A pesar de las diferencias, una declaración reciente del alcalde ha generado críticas por su aparente falta de coherencia en el manejo del tema.

Galán inicialmente señaló que el alza en el precio del pasaje era inevitable debido a que el Gobierno Nacional no giró los $825.000 millones que, según él, eran necesarios para cubrir el déficit del sistema de transporte. Sin embargo, en un giro inesperado, el mandatario local admitió públicamente que el Ejecutivo no tenía ninguna obligación de financiar o subsidiar Transmilenio. “Nunca se pactó, pero era una expectativa”, afirmó, dejando entrever que la ciudad contaba con un apoyo que no estaba asegurado.

No obstante, Galán argumentó que el respaldo del Gobierno ya había ocurrido entre 2021 y 2023, cuando se asignaron recursos para la operación del sistema bajo disposiciones legales que lo permitían. “La decisión del Gobierno Nacional este año fue no hacer lo que se ha hecho en el pasado. Bogotá ya cubrió ese déficit que nos dejó la pasada administración”, explicó.

Estas palabras no tardaron en generar reacciones, especialmente entre el presidente Petro y miembros del Pacto Histórico, quienes cuestionaron que se esperara un subsidio nacional para Transmilenio. El presidente fue contundente: “Solo giraría $825.000 millones del pueblo colombiano a la operación de Transmilenio si se cambian estos dineros por propiedad de las empresas de buses en el monto respectivo. Lo demás es un regalo a supermillonarios”.

En medio del cruce de declaraciones, Petro también propuso una transición hacia tranvías eléctricos, que reducirían los costos operativos del sistema. Ante esto, Galán mostró apertura para trabajar en la idea y llamó a dejar de lado las diferencias políticas: “Avanzar en un sistema de transporte que emigre a tener equipos que no contaminen, que sean cero o bajas emisiones. Renovar la flota”.

El doble discurso del alcalde Galán, al pasar de culpar al Gobierno Nacional a mostrar disposición para una colaboración futura, no ha pasado desapercibido. ¿Estamos ante un cambio de postura estratégica o ante una falta de claridad en su gestión? Lo cierto es que este capítulo del transporte público en Bogotá parece lejos de resolverse.

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