¡La tierra de un sanguinario paramilitar ahora es del pueblo! Gobierno le arrebata los predios a alias “Macaco” y se los entrega a las víctimas

Las tierras del exjefe paramilitar alias ‘Macaco’ ahora son de las víctimas: el Gobierno Petro adjudicó más de 1.700 hectáreas a familias campesinas en el Bajo Cauca.

En un giro simbólico y contundente, el Gobierno Nacional ha entregado más de 1.700 hectáreas de tierras, anteriormente en manos del temido exjefe paramilitar Carlos Mario Jiménez, alias ‘Macaco’, a familias campesinas víctimas del conflicto armado en el Bajo Cauca antioqueño. Esta acción representa un paso significativo en la reparación y justicia para comunidades que sufrieron décadas de violencia y despojo.​

Los predios entregados, conocidos como ‘Las Brisas’, ‘El Topacio’, ‘Pivijay’ y ‘Cumaral’, fueron recuperados por el Estado mediante procesos de extinción de dominio y adquisiciones privadas. Estos terrenos, que en su momento fueron símbolo del poderío paramilitar, ahora se transforman en herramientas de subsistencia y dignidad para más de 180 familias.​

Carlos Mario Jiménez, alias ‘Macaco’, fue líder del Bloque Central Bolívar de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), una de las estructuras paramilitares más poderosas del país. Su historial incluye delitos como homicidio, desplazamiento forzado y narcotráfico. Actualmente, cumple una condena de 33 años en Estados Unidos por narcotráfico y narcoterrorismo.

La entrega de estas tierras se enmarca en la Reforma Agraria impulsada por el Gobierno del presidente Gustavo Petro. Felipe Harman, director de la Agencia Nacional de Tierras (ANT), destacó que esta acción no solo restituye derechos, sino que también fortalece la soberanía alimentaria y el desarrollo rural.​

Entre los beneficiarios se encuentran campesinos que han sustituido cultivos ilícitos por productos como arroz, maíz y yuca, contribuyendo al abastecimiento alimentario de la región. Además, organizaciones de mujeres cabeza de hogar también han sido favorecidas, reconociendo su papel fundamental en la reconstrucción del tejido social.

La entrega de estos predios representa más que una transferencia de tierras; es un acto de justicia histórica. Para comunidades que han vivido en carne propia las consecuencias del conflicto armado, recibir estas tierras significa la posibilidad de reconstruir sus vidas y mirar hacia el futuro con esperanza.​

Este acontecimiento marca un hito en los esfuerzos del Estado por reparar a las víctimas y transformar antiguos símbolos de violencia en espacios de vida y producción. La tierra, que una vez fue instrumento de opresión, ahora se convierte en semilla de paz y prosperidad para el Bajo Cauca antioqueño.

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