Sincelejo quedó en shock: un video puso contra las cuerdas al alcalde Yahir Acuña, quien aparece hablando, con una frialdad pasmosa, de supuestos pagos irregulares ligados al Programa de Alimentación Escolar (PAE). La grabación, hoy en manos del Congreso, muestra al mandatario discutiendo cifras como si se tratara de un negocio privado, dejando en el aire una pregunta que indigna al país: ¿se estaba quedando con la plata de la comida de los niños?
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El senador del Pacto Histórico, Álex Flórez, fue quien estalló la bomba en pleno Senado al reproducir apartes del inquietante video. De inmediato exigió la renuncia del alcalde, afirmando que el material es lo suficientemente grave como para que abandone su cargo sin titubeos. “Señor alcalde, por dignidad y respeto con la ciudadanía, renuncie de manera inmediata…”, sentenció en el recinto, antes de lanzar otra advertencia aún más dura: que se pusiera a disposición de la justicia.
En el fragmento revelado por Flórez, Acuña pronuncia una frase que dejó en silencio a todo el salón: “Se subió a quinientos y pico de millones. Entonces, como entra con 2.000 barras, más los 1.000 que me quedan a mí y los intereses son 3.500”. No era un rumor. No era una edición. Era la voz del propio alcalde captada por la cámara.
La conversación, que transcurre mientras Acuña está sentado en un sofá frente a una mujer, continúa con otra declaración aún más escandalosa: “Mil millones que me deja a mí (…) Ahora yo soy el que me sacó 2 mil (…)”. Frases que para muchos se convirtieron en la confirmación de algo que desde hace años se sospechaba: que el PAE en Sincelejo no alimentaba solo a los niños.
Flórez no escondió su indignación y aseguró que lo que muestra el video es “la escena más baja que pueda cometer un funcionario público”, rematando con un mensaje que dejó clara la gravedad del caso: “Escucharlo en un video hablando de cómo se cobran mordiscos… mordiscos, a la plata de la comida de los niños”.
Acuña, en cambio, guarda silencio. Ni desmiente ni confirma. No explica ni rebate. Simplemente calla, mientras la opinión pública no habla de otra cosa.
Este revuelo se suma a los antecedentes que ya cargaba el alcalde: la detención en 2015 cuando transportaba 480 millones de pesos antes de unas elecciones; las viejas investigaciones por supuestos nexos con los ‘Rastrojos’ y estructuras cercanas a ‘La Gata’; y ahora, recientes señalamientos que apuntan a que su hermana y operadores externos manejarían, bajo su sombra, los contratos del PAE en la ciudad.
La Fiscalía, la Procuraduría y la Contraloría ya analizan el caso, que vuelve a dejar al descubierto el oscuro y repetitivo drama del Programa de Alimentación Escolar en Colombia: un botín político en manos de quienes deberían protegerlo.
Por ahora, el video sigue circulando, la indignación sigue creciendo y la gran incógnita sigue sin respuesta: ¿por qué el alcalde no dice nada si, como él mismo afirma en la grabación, “los 1.000 que me quedan a mí” son solo parte del negocio?





