Se les acaba el jueguito: Petro lanza una dura advertencia a la oposición si hunden la consulta, el pueblo les pasará factura en las urnas

Gustavo Petro encendió la Plaza de Bolívar con un mensaje claro al Congreso: si bloquean la consulta popular, el pueblo se levantará y los revocará.

En una Plaza de Bolívar desbordada de entusiasmo, el presidente Gustavo Petro volvió a mostrar que no está dispuesto a ceder ante un Congreso que le ha dado la espalda a los intereses del pueblo. Con la espada de Bolívar en alto y la fuerza de miles de trabajadores que marcharon este Primero de Mayo, Petro lanzó un mensaje directo y sin rodeos: si el Senado bloquea la consulta popular sobre la reforma laboral, la ciudadanía tiene el poder de revocar a quienes hoy ocupan las curules.

“Nadie puede hoy negar que el pueblo de Colombia, el constituyente, exige que su voz se oiga en la consulta popular”, sentenció el jefe de Estado en un encendido discurso que dejó claro que no hay vuelta atrás: las reformas sociales no morirán por cálculo político. La Plaza, teñida de pancartas, colores y banderas de lucha, estalló en aplausos cuando Petro advirtió que ningún congresista que le diga “No” al pueblo volverá a recibir su voto.

La consulta popular, que recoge 12 preguntas clave para recuperar y dignificar los derechos laborales de millones, fue presentada oficialmente ante el Capitolio tras su intervención. Entre los puntos se encuentran la definición de la jornada nocturna, los recargos dominicales y el acceso pleno a la seguridad social. “El que vote No o no quiera estas reformas es porque es un HP esclavista”, dijo, en una frase provocadora que, lejos de ser insulto, fue una forma aguda de denunciar la hipocresía de quienes se disfrazan de demócratas pero temen al ver al pueblo empoderado.

Petro no solo defendió la reforma laboral, sino que desenmascaró lo que calificó como “jugarretas” políticas como la mini-reforma del Partido Liberal, impulsada por el expresidente César Gaviria, a la que calificó de maniobra para diluir la verdadera transformación social que el país exige.

Frente al asesinato de un militante petrista en Cauca, Petro no titubeó: exigió respeto por la vida de quienes luchan por un país distinto y responsabilizó indirectamente a quienes alimentan el odio desde las tribunas políticas y mediáticas.

Lejos del protocolo frío de la Casa de Nariño, Petro reafirmó que el poder no debe ser propiedad privada de nadie: “Aquí no queremos adictos al poder, el poder debe ser entregado al pueblo”.

A su lado, líderes indígenas, ministros comprometidos y congresistas del Pacto Histórico acompañaron esta jornada histórica que puede marcar un antes y un después en la democracia colombiana. La espada del Libertador no fue solo un símbolo: fue una advertencia solemne. Porque si el Congreso insiste en cerrar las puertas a la voluntad popular, será el pueblo quien las derribe.

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