Desde Sevilla, España, y en medio de una cumbre internacional, el presidente Gustavo Petro lanzó una bomba política que retumba hasta la Casa de Nariño: Francia Márquez, su vicepresidenta y autoproclamada defensora de la equidad, deberá explicar ante los colombianos, y ante los jueces, si de verdad estuvo tras la sombra del presunto plan del excanciller Álvaro Leyva para “tumbar” al presidente del cambio.
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Petro, sin rodeos, advirtió que nadie saldrá indemne si la conspiración que mezcla narcotráfico, extrema derecha y contactos turbios en Washington se confirma. “Todas las personas que nombra allí, de las cuales yo no sé si lo que él cuenta es verdad o no, pues deben dar explicaciones y no solamente políticas públicas, sino ante la justicia”, tronó el mandatario mientras participaba en la IV Conferencia Internacional de la ONU sobre Financiación al Desarrollo.
Las alarmas se encendieron después de que El País de España destapara una serie de audios en los que Leyva, el otrora paladín de la paz, se jactaba de tener “todas las herramientas” para ejecutar un plan maestro: sacar a Petro de la Presidencia y sentar a Márquez en su lugar. Según se filtró, Leyva incluso tejió hilos con congresistas republicanos de EE. UU. entre ellos Mario Díaz-Balart y el poderoso Marco Rubio, para “meterle presión” al Gobierno colombiano.
"Francia Márquez, debe dar explicaciones", dice el Presidente Petro. pic.twitter.com/a3teFmVUJJ
— Orlando Curioso (@Orlando71156528) June 30, 2025
En palabras de Petro, “la oligarquía, a la que indudablemente pertenece Leyva, es la doble moral… Desde hace dos siglos, la traición, el asesinato, la mentira, son sus normas”, denunció el jefe de Estado en una explosiva carta pública que compartió en su cuenta de X. Petro recordó que le dio la cancillería a Leyva “porque pensé, engañado, que tenía una genuina vocación de paz”, pero hoy ve claro que detrás de la fachada se cocinaban “pasos oscuros” y supuestos negocios turbios con el erario.
Mientras tanto, Francia Márquez corre a desmarcarse. En un comunicado, la vicepresidenta intentó lavarse las manos: “Colombia necesita menos divisiones y más altura moral. No permitiré que mi nombre sea utilizado para alimentar intereses particulares ni rencillas que no contribuyen a la construcción de un país más justo y equitativo”, escribió. También aseguró tener “la conciencia tranquila, la mente clara y el corazón firme”, jurando lealtad a la Constitución y a Petro.
Sin embargo, para muchos en la Casa de Nariño estas palabras saben a poco. Las sospechas se amplifican porque los audios salpican a otros personajes de peso: desde Miguel Uribe, que hoy lucha por su vida tras un atentado, hasta la periodista y precandidata presidencial Vicky Dávila, señalada como posible “interlocutora” de la trama.
Y mientras Leyva se paseaba por hoteles de lujo en el exterior negociando “plan B” para Colombia, su hijo se colaba en las giras oficiales del presidente, alimentando la furia de Petro: “Su hijo parecía un ‘lobbista’ de negocios aprovechando el cargo público de su padre”, denunció sin rodeos.
He decidido responder cartas y unos hechos que aquí muestra el periodista Español Quesada en el diario El País
— Gustavo Petro (@petrogustavo) June 29, 2025
Durante meses he sido víctima de la injuria del señor Leyva, y quise simplemente responder a lo que consideraba un acto de venganza bárbaro, canalla, de alguien que…
Hoy, la “traición” es palabra mayor en la agenda del Palacio de Nariño. Petro dejó claro que aquí no valen ni símbolos ni discursos vacíos: quien esté implicado responderá ante la justicia, sin importar si se sienta en el despacho de la vicepresidencia, la embajada o el Congreso.
“Colombia es bella pero también hay mucha oscuridad en su historia. Esconden presidentes que han sido indígenas o negros, han asesinado todo lo que les contradiga el poder”, advirtió Petro, decidido a pelear, según él, contra la podredumbre de la vieja oligarquía que, como Leyva, aún cree que el poder es hereditario.
¿Qué pasará ahora? El país está expectante. Lo que empezó como un rumor de pasillo se convirtió en una tormenta política que promete arrastrar a quienes, tras bastidores, habrían conspirado para clavarle un puñal por la espalda al presidente del cambio.