A pesar de décadas de abandono estatal, violencia estructural y economías ilícitas impuestas por el olvido, el Gobierno del presidente Gustavo Petro está haciendo lo que nunca antes se había hecho: sentarse a dialogar en los territorios, con las comunidades y de frente a las organizaciones armadas que han expresado voluntad de dejar las armas. Esta semana, el país fue testigo de un nuevo avance en la Paz Total, con la realización del quinto ciclo de diálogos entre el Gobierno nacional y la Coordinadora Nacional Ejército Bolivariano (CNEB), en el resguardo indígena Awá de Inda Sabaleta, en Tumaco, Nariño.
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Este proceso, que inició con serias dificultades y fracturas internas dentro del grupo armado, incluida la ruptura con Iván Márquez y la Segunda Marquetalia en noviembre de 2024, ha logrado consolidarse gracias a la voluntad política y el compromiso del Gobierno Petro de no claudicar en su apuesta por la vida.
Y los resultados hablan por sí solos. El proceso ha logrado:
- Un ambicioso plan de sustitución voluntaria de cultivos de uso ilícito por 30.000 hectáreas, con presencia directa del Estado en zonas que nunca lo habían visto llegar con propuestas productivas.
- La inversión de $2.500 millones por parte de la Gobernación de Nariño en proyectos sociales y el inicio de una transformación vial estratégica en Roberto Payán con $7.000 millones adicionales.
- El establecimiento de subcomisiones para la justicia transicional, derechos humanos, seguridad y transformación territorial, que construyen soluciones desde las realidades locales.
Desde el Resguardo Awá Inda Zabaleta, en Tumaco, participamos en la clausura del quinto ciclo de la Mesa de Diálogos de Paz entre el Gobierno Nacional y la Coordinadora Nacional Ejército Bolivariano.
— Luis Alfonso Escobar (@LuisAlfonsoEsc) May 25, 2025
Aquí, donde el conflicto dejó huellas profundas, la paz empieza a hablar con… pic.twitter.com/hQSXWvT75J
Otro hito fue el acuerdo para realizar acciones conjuntas con la Fuerza Pública y agencias estatales para el desminado humanitario en las zonas priorizadas, con base en el acuerdo humanitario alcanzado en La Hormiga (Putumayo) en el ciclo anterior.
La CNEB, que opera en regiones como Nariño y Putumayo, ha sido clara en su disposición a abandonar las armas y avanzar hacia una paz real. El Gobierno, por su parte, ha demostrado que su compromiso no se quiebra ni siquiera ante provocaciones como la detención de un delegado del grupo en febrero, ordenada por la Fiscalía, lo que casi congela los diálogos. Aun así, el presidente Petro y su equipo negociador mantuvieron la coherencia con el mandato de paz, y lograron reactivar la mesa con más fuerza.
Tumaco, históricamente estigmatizado como epicentro del narcotráfico, hoy comienza a escribir una nueva historia. En el resguardo Awá de Inda Sabaleta, un territorio con 10.000 habitantes, sin acceso pleno a salud, agua potable o vías dignas, pero con profundas raíces ancestrales, el Estado vuelve a decir: estamos aquí para quedarnos, para dialogar y para construir.
Las delegaciones del Gobierno y la Coordinadora Nacional Ejército Bolivariano (CNEB), acordaron establecer una Zona para la Capacitación Integral y Ubicación Temporal que comenzará en área rural del municipio de Roberto Payán, Nariño, y en puntos por definir en el departamento de… pic.twitter.com/Axj5PjtqI6
— Mauricio Vanegas (@Marovaan) May 25, 2025
Durante este ciclo, se formalizaron las funciones de los países garantes Noruega, Venezuela y Suiza, y de las entidades acompañantes como la ONU y la Conferencia Episcopal de Colombia, como actores clave en la verificación, mediación y seguimiento del proceso. Su papel será fundamental para el cumplimiento riguroso de los acuerdos y para brindar garantías a las comunidades y combatientes en proceso de transición.
La reducción sostenida en los homicidios en Tumaco desde 2019, con una caída del 84% en cinco años, pasando de 216 casos a solo 34 en 2024, también refleja que el camino de la negociación está salvando vidas. No son cifras, son familias que hoy pueden dormir sin miedo.
El proceso continuará con la instalación de nuevas subcomisiones para verificación, participación política y paz territorial, y se construye una hoja de ruta clara hacia un acuerdo definitivo. Además, se fortalecerá la participación de los países garantes y de organismos internacionales que acompañan este histórico esfuerzo.
La paz no se decreta, se construye, y eso es justamente lo que el gobierno de Gustavo Petro está haciendo. En medio de resistencias políticas, campañas de desinformación y ataques de sectores que añoran la guerra, la Paz Total avanza, territorio por territorio, acuerdo por acuerdo, vida por vida.